Álbum: Briseño y la Banda de Guerra
Año: 1992
Género: Rock
País: México
Fuente de análisis: CD original (1992), Pentagrama [PCD 214] + CD reedición (1993), Culebra / BMG [CDM]
Lista de canciones:
1. Tecno-lógico
2. Deténgase, cuente hasta diez...
3. Necesito despertar
4. Corrido de la relación
5. Danza del olfato
6. Zapatero a tus zapatos
7. Obviamente
8. Al son de la cultura
9. Pobreza
10. Se me juntaron las damas
11. Rip de la deuda
12. Suburbia madre
La Banda de Guerra:
Jorge Rosell - bajo
Juan Carlos Novelo - batería
Mario Hernández "Tractor" - guitarra
Armando Montiel - percusión
Federico Luna - batería
Guillermo Briseño - voz, piano y teclados
Betsy Pecanins, segunda voz en "Necesito despertar".
Todas las canciones son de Briseño, excepto 12 de Briseño y Pintado.
Producido por Guillermo Briseño, Juan Lino, Juan Manuel Aceves y Federico Luna, con el auspicio de la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa.
Sobre el disco (comentarios de Guillermo Briseño):
Briseño y el Séptimo Aire dejó de existir porque una noche, a un programa de televisión dos compañeros no llegaron por tener otro compromiso, sonamos horrible. Al otro día empecé a tocar solo nuevamente, duró tres años; así fui a dar al Cervantino con El Conexionista. Juan Manuel Aceves lo grabó en la Covarrubias. Los sintetizadores y secuenciadores me permitieron darme vuelo. En ese disco me acerco decidido a la libertad de tocar y opinar.
Ensayan en la puerta de mi recámara y no dejan de insistir en que hagamos algo otra vez. Otra vez el grupo, otra vez. No lo puedo evitar ya somos Briseño y la Banda de Guerra: dos baterías, bajo, guitarra, percusiones y yo. Es una bomba.
Aquí nos tienen: Jorge Rosell con el bajo al hombro, enojado porque el amplificador suena mal, Juan Carlos Novelo y Federico Luna a las baterías; Armando Montiel en la percusión y Mario Hernández "El Tractor", con la guitarra. Estoy feliz con mis teclados (no sospecho que dentro de un año me los iban a robar por primera vez). Escucho cómo frenan los camiones afuera de este jardín en el que Juan Aceves nos graba sacando cables por la ventana. Las canciones sintetizan las ideas que en lo lírico y en lo musical han crecido con nosotros. El disco Briseño y la Banda de Guerra es recuperado con el espíritu que lo hizo nacer: Tomar distancia de la moda, ser sinceros con nuestro tiempo y el país donde nacimos.
Aquí hacen erupción las batallas guardadas, la guerra interior de algunos de los combatientes más certeros que he visto y sentido. Aquí se prendió una brasa de copal que sigue ardiendo en este frente; la mayor capacidad de fuego está en el aire.
La grabación fue hecha en vivo en un garage, después de no tantos ensayos como parece, siendo algunos de ellos verdaderamente emocionantes. Las canciones, excepto 3, 10 y 12 fueron compuestas para el programa Nexos (en El Conexionista I incluyo otras seis). Agradezco la invitación y los temas propuestos. Por lo anterior este disco debería haberse llamado El Conexionista II, pero éste solamente será su apodo.
- Análisis de la canción "Suburbia madre" por el gran Pingüino Elemental, de su blog Las 100 mejores canciones del rock mexicano*:
La importancia de Guillermo Briseño en el rock mexicano es total. Primero, porque no ha habido un pianista y tecladista de su nivel. Ni siquiera cercano. Segundo, porque fue el primero en armar un grupo de rock complejo, musical y letrísticamente, en español y en México. Como ya dijimos, antes fue, primero, el rock’n’roll de covers tontos, salvo honrosas excepciones. Hablamos de Enrique Guzmán, Angélica María, Los rebeldes del rock, Los locos del ritmo, Alberto Vázquez, César Costa, Los Hooligans, etc. Luego, la explosión de Avándaro, con canciones originales, pero en inglés. Grupos como Bandido, Tinta blanca, Dug dug’s, Peace & Love, Tequila, Love Army, La División del Norte, Javier Bátiz, La Revolución de Emiliano Zapata, etc. Después, los primeros intentos de canciones en español, pero simples, poco logradas, pese a su valor histórico. Ahí aparece El Pájaro Alberto, Three souls in my mind, etc. Es entonces que aparece Briseño; primero con los grupos Los masters y Cosa nostra, y después con su propia banda. Y él, junto a On’tá, La Nopalera y Un viejo amor propondrán, como ya dije, una nueva estética, que retoma elementos de la Nueva trova cubana, Serrat, el Canto nuevo y el folklore latinoamericano, pero también influencias literarias, de ciencia política y culturales, como Gramsci, Marx, Weber, Freud, etc. Junto al contexto histórico de fines de los 60 y principios de los 70, también hay que sumar a esta mezcla las obvias influencias del rock psicodélico y hippie en inglés, y aun del progresivo italiano y alemán. Este será el fundamento del verdadero rock mexicano de calidad.
Guillermo Briseño es, entonces, uno de los pilares. Produjo varios de los discos más importantes de la historia del rock mexicano, como Briseño, Carrasco y Flores, Viaje al espacio visceral, Ausencias e irreverencias, y Está valiendo… el corazón. Sin embargo, luego de eso empezó a trabajar canciones sobre pedido, para el programa de televisión de la revista Nexos. La pérdida de calidad fue muy significativa: como era lógico, al responder a temáticos pies forzados, las rolas perdieron su equilibrio, centradas en el fondo, y descuidando forma y emoción. Briseño las grabó en sus siguientes dos discos, con malos resultados en general, lo que demuestra que cualquier sujeción que acepte un artista, ajena a la búsqueda de calidad, producirá obras malas, por buena que sea la intención. La prueba de esto la da el mismo Briseño, porque lo poco rescatable de ese material son las escasas canciones sueltas que incluyó, ajenas al programa. Una de ellas, "Suburbia madre".
Esta canción es otro juego verbal, uno de los recursos más utilizados por los rockeros mexicanos, como ya vimos al revisar "Chilanga banda" de Jaime López y "Tiempo de híbridos" de Rockdrigo. En "Suburbia madre" Briseño utiliza los nombres de las calles, avenidas, monumentos y lugares célebres del D.F. para armar una canción-homenaje a la ciudad misma. La mezcla de la forma, el sonido y el significado de los nombres, arma un rompecabezas de contradicciones y paradojas humorísticas, pero que encierran un contenido subyacente. Briseño parece intuir una lógica no vista, no gratuita, de simbolismo más ácido de lo que parece, como si los chilangos hubieran armado un código secreto, que oculta su historia y sus conjuros, y que aguardan, para soltarse no se sabe de qué forma ni bajo qué contexto, lo que recuerda la idea de un México subterráneo, pero aún potente, de los cuentos Chac Mool de Carlos Fuentes o La fiesta brava de José Emilio Pacheco. Pero "Suburbia madre" se centra más bien en un México más reciente, y lo oculto se refiere no a la venganza étnica de los cuentos señalados, sino a una revancha de clase ante los abusos de la otra, lo que muestra las influencias políticas de Briseño, que señalé antes. No obstante, en "Suburbia madre" todo se presenta en forma más lúdica, como un juego de palabras aparentemente inofensivo. Pero cuando uno analiza con detenimiento por qué escoge esos nombres, habiendo tantos, y sobre todo su campo semántico (Independencia, Revolución, Zapata, División del Norte, Patriotismo, 16 de septiembre, Indios Verdes), en oposición a otros (Alemán, Plutarco Elías Calles, Pedregal), queda clara la intención: los nombres de la ciudad la definen, y por lo tanto, también reflejan la esencia de su lucha de clases histórica, no resuelta, que ha definido y sigue definiendo su idiosincrasia sincrética, surrealista, contradictoria. Al final del viaje por la urbe, la Suburbia madre, Briseño nos muestra, con cruda, certera y genial ironía, el terrible resultado de todo esto: la gente rica, éticamente al revés del Pedregal, seguirá pisando a los Indios, que ya están Verdes, y que, como siempre, se nos seguirán desmayando.
Como dije en una canción anterior, en la música Guillermo Briseño siempre apuesta por la figura sostenida y los arreglos complejos, como en las estupendas "Aquí estoy (vámonos lejos)", "Ojo de ballena" y sobre todo la ya mencionada suite "Viaje al espacio visceral". En "Suburbia madre" hace una excepción, y la interpreta sólo al piano, de forma magistral (salvo por un ligero desajuste del penúltimo acorde, que pasa desapercibido para casi toda la gente, pero que a un oído más atento le resulta algo molesto). La decisión es inteligente, porque remarca la visceralidad de la melodía. Por otro lado, valorar la voz de Briseño siempre implica cierto esfuerzo, hay que acostumbrarse un poco. Pero en este caso es precisa, pese a cierto abuso del efecto de reverberación de la mezcla. Guillermo Briseño sigue siendo un baluarte del rock mexicano, y cuando compone libremente lo demuestra sin lugar a dudas, como en su más reciente disco de blues, llamado Sangre azul.
*http://100mejoresrockmexicano.blogspot.com/2010/06/72-suburbia-madre.html
- Arte adicional:
Portada CD reedición Culebra / BMG.
FLAC: https://thinfi.com/0885n
ResponderBorrarFLAC(reedición): https://thinfi.com/0885o
¡Muchas gracias! ( ´ ▽ ` )ノ
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