Varios - Sirenas al ataque: Mujeres rockeras mexicanas. Distintos estilo, diferentes épocas

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Artista: Varios

Álbum: Sirenas al ataque: Mujeres rockeras mexicanas. Distintos estilo, diferentes épocas

Año: 2000

Género: Rock, Folk rock, Rock progresivo, Blues rock, Etno-rock

País: México

Fuente de análisis: CD reedición (2004), Pentagrama [APCD 435] 

Lista de canciones:

 1. Margarita Bauche - Acuario

 2. Baby Bátiz, Gilda Méndez, Ela Laboriel y Yekina Pavón - Soy el agua

 3. Norma Valdez del grupo Cosa Nostra- Cosa Nostra

 4. Mayita Campos - Mi juramento

 5. Sola - 20 años después

 6. Carmen Hernández Ochoa de La Fachada de Piedra- You ain't got nothing on me

 7. Emilia Almazán - De carne y hueso

 8. Hebe Rosell - X'ocen

 9. Iconoclasta (feat. Nohemí D'Rubín y Rosa Flora Moreno) - La era de los metabolismos tecnológicos

10. Cecilia Toussaint - La primera Calle de la Soledad

11. Nina Galindo - El último deseo

12. Flor De Metal - Ganas

13. Tere Estrada - Esquinas desiertas

14. Mujeres En Fuga - Brujas

15. Rosina Conde - Hoy traigo el blues

16. María Elena Sanchez de La Perra - El corrido

17. Marisa De Lille - Taan In Tuukul

Coordinación del proyecto: Tere Estrada.

Producción ejecutiva: Modesto López.

Sobre el disco (de las notas del mismo):

En este acoplado se intenta mostrar el trabajo creativo de compositoras, cantantes e instrumentistas desde los sesenta a nuestros días. Por supuesto no están todas, tendríamos que hacer varios volúmenes, es sólo una pincelada de lo que las mujeres en el rock han realizado  a lo largo de cuatro décadas. La mayoría de las propuestas aquí presentadas son inéditas o poco conocidas y producidas de manera independiente. 

- Margarita Bauche: Pionera en el área de composición, Margarita Bauche participó en eventos de los consejos de huelga y comités de lucha durante el movimiento del 68. Alternó con Salvador "El Negro" Ojeda, Óscar Chávez y Los Folkloristas, entre otros. Nunca ha sido cantante de rock, su concepto es más folk. Influida por Pete Seeger y Los Calchakis, su propuesta es más cercana a los sonidos acústicos que no incluyen necesariamente la rítmica de la batería, ni guitarras eléctricas. Sus letras hablan sobre la paz en el mundo y la injusticia social. A la altura de Massiel o Joan Baez, Margarita Bauche grabó su primer disco Manos de tierra, para el sello Cisne y aunque no tuvo mucha difusión, le valió un reconocimiento internacional en Bulgaria en 1969. El dicho de "nadie es profeta en su tierra" se cumple cabalmente en este caso.

- Baby Bátiz, Gilda Méndez, Ela Laboriel y Yekina Pavón: A finales de los sesenta las cantantes ya no interpretaban covers de canciones italianas, Petula Clark, Doris Day o Connie Francis. Esta nueva camada en su mayoría proveniente de la zona fronteriza con Estados Unidos interpretaba covers de The Rolling Stones, The Mamas & The Papas, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Aretha Franklin o Tina Turner. Gargantas aguardientosas llenas de soul irrumpieron los escenarios: Marisela Durazo, Baby Bátiz y Jenny Silva de Los Stukas. Las mujeres de este periodo vivieron el hippismo, las comunas y la revolución sexual: Ela Laborel, Gilda Méndez, Mayita Campos y Yekina Pavón.

- Norma Valdez: Fue parte del grupo Soul Force (1969-71) que lideraba Javier Bátiz, donde había otras voces femeninas: Rubí Valdez, María Montejo, Macaria y Mayita Campos. Cantar en inglés era lo común y ser corista era el rol permitido y aceptado. Norma después entró con Cosa Nostra, Árbol y Náhuatl, entre otros, además de ser asistente de producción de un disco de Javier Bátiz, algo que hasta la fecha ninguna mujer había realizado. Margarita Bauche y Norma Valdez, cada cual en su comuna, participaban en la organización de conciertos y en la administración de los ingresos, actividades poco comunes para las féminas de esa época. En los ochenta fue lanzada como Daisy, pero el proyecto no cuajó, por carecer de una promoción adecuada. Más adelante formó parte de Karsima donde interpretaba rock en español.

- Mayita Campos: A finales de los sesenta, en la pista de hielo de Polanco, se transmitía un programa denominado Operación Ja Ja, conducido por Manuel "El Loco" Valdés. Ahí debutó para público mexicano, la chilena Mayita Campos cantante que algunos ubican como un híbrido entre Grace Slick del grupo Jefferson Airplane y Janis Joplin. Como parte del grupo Los Yaki, cantó en el Festival de Avándaro, al igual que Marisela Durazo, cantante de Tequila. Fue colonizadora de los hoyos fonquis junto con Baby Bátiz y Norma Valdez; cargaban el prejuicio de ser "roqueras" que significaba ser drogadicta o "chica fácil". Su ejemplo fue seguido por Angélica Infante, Zappa Punk y Ángela Martínez de TNT.

- Sola: Otra de las voces privilegiadas de fines de los 60's fue Luz Francisca mejor conocida como Sola, interprete de soul y jazz. A los 18 años emigró de su natal Acapulco y en el D.F. empezó a cantar  en algunos bares de la Zona Rosa, como el Toulouse Lautrec. Ela Laboriel recuerda haberla escuchado cantando "Summertime" y quedarse perpleja. Su voz era muy negra, lo que más le quedaba -según Ela- eran los arrullos negros, el jazz y el soul. Tenía un registro muy amplio y sorprendía por sus trinos. Esta es una grabación realizada en enero de 1991 poco antes de morir de un tumor en la hipófisis.

- Carmen Hernández Ochoa: Cantante de blues que desde 1977 participa como voz principal en el grupo Fachada de Piedra, de Guadalajara, Jalisco. Carmen de voz ronca, nasal y grave interpreta rhythm & blues al estilo de Big Mama Thornton. Fachada de Piedra fue de los grupos que desertaron de la escena local, ante el panorama desolador después de Avándaro. El inminente cierre de la radio, el veto de las diqueras y la desaparición de los lugares para tocar obligó a varios músicos a emigrar a EE.UU., en busca de mejores condiciones. Regresaron a Guadalajara hasta principios de los noventa.

- Emilia Almazán: En los setenta, las peñas fueron semillero para mujeres jóvenes que años más adelante incursionarían en el rock. En la Peña del Nahual, Emilia conoció a Guadalupe Sánchez, Roberto González y Jaime López con quienes formó Un Viejo Amor en 1978. Dos años más tarde con González y López grabó el disco Roberto y Jaime: Sesiones con Emilia, un hito en el ambiente musical de entonces, pues era una propuesta distinta al rock y al canto nuevo, más cercano al folk de Bob Dylan y con letras netamente urbanas. En este disco Emilia musicalizó y cantó somo solitas, una letra de López, "De carne y hueso", dando sus primeros pasos en la composición.

- Hebe Rosell: La brecha inicial que abriera Margarita Bauche después fue enriquecida por las compositoras Hebe Rosell, Emilia Almazán, Laura Abitia, Nayeli Nesme y María Eva Avilés quienes se aventuraron a descubrir su propia voz, tanto en los textos como en la música, sin etiquetas. Sobrevivieron al panfleto que imperaba en las peñas durante los setentas y encontraron en la literatura una herramienta para la composición. A principios de los ochenta Delia Martínez y Hebe Rosell participaron en la formación de nuevas generaciones de roqueros con sus talleres en el Museo Universitario del Chopo. Por ese periodo Hebe se incorporó al proyecto de Guillermo Briseño, donde tocó teclados, quena, flauta y saxofón. Formó parte de la Liga de Músicos y Artistas Revolucionarios (LIMAR) y del Comité Mexicano de la Nueva Canción.

- Iconoclasta: Los ochenta se caracterizaron por una evidente presencia femenina en la música. En México aparecieron mujeres compositoras con más oficio que fueron delimitando su campo musical y letrístico como Alquimia y Gabriela García (de Flor de Metal). Tímidamente se empezaban a ver algunas instrumentistas (Adriana Trejo, bajista de Mercurio Rock; Nohemí D'Rubín, bajista y Rosa Moreno, tecladista, ambas de Iconoclasta). La excepción a la regla, las raras, aún en nuestro días son las mujeres instrumentistas. Se cree que no tienen la capacidad, fuerza o sensibilidad para ejecutar un instrumento. Rosa Moreno y Nohemí D'Rubín de Iconoclasta utilizaron la disciplina como herramienta en su quehacer como músicas profesionales y mostraron que se puede llegar a ser un excelente ejecutante.

- Cecilia Toussaint: La década de los ochenta se caracterizó por el uso del español como lenguaje del rock en México para expresar vivencias cotidianas. El Tri, Rockdrigo, Jaime López, Cecilia Toussaint y Botellita de Jerez lograron consolidar el surgimiento de un rock profundamente expresivo y popular. Cecilia Toussaint cuando inició su camino en el rock fue una artista que buscó presentarse en todos los espacio posibles desde los hoyos fonquis hasta los bares y los foros universitarios, eso le dio una presencia con una amplia gama de públicos. Además su experiencia en las peñas durante los setenta, la hizo preocuparse por interpretar textos bien escritos. Cecilia Toussaint se la ha rifado por vivir de tocar, pero fue criticada duramente por el público al acercarse a los medios masivos.

- Nina Galindo: Encontró en los Rupestres su propia voz, ella es cantante de arrabal de la urbe. A principios de los ochenta, fue corista y cantante de Los Teen Tops, después formó el dueto Callo y Colmillo con Roberto Ponce, con quien participó en el movimiento de los Rupestres al lado de Rockdrigo González, Jaime López, Roberto González y Rafael Catana, entre otros. El estilo de Nina Galindo para cantar blues recuerda la voz enronquecida de Koko Taylor, pero en una tesitura de soprano. Su historia habla sobre la dificultad de tener una banda estable de músicos y la urgencia de establecer convenios para concretar proyectos discográficos. Nina, prueba palpable de la resistencia y el aferre por el blues en México, fuera de modas y poses.

- Flor de Metal: Este trío femenil estaba conformado por Sibila de Villa (sax y coros), Gabriela García (sintetizador y voz) y Norma López (batería), quienes se afanaron en buscar un sonido personal, en sentir la solidaridad entre mujeres. Sintetizador, sax soprano, batería y voces fueron los elementos para conjugar reggae, pop y jazz. Poseedoras de una calidad musical asombrosa, el no tener productor ni manager les dio frescura, pero también les cerró la posibilidad de continuar unidas, por no poder conciliar los intereses de cada una. A principios de los noventa, la falta de infraestructura adecuada donde se pudiera vivir del rock terminó por devastarlas.

- Tere Estrada: Heredera de los Rupestres de los ochenta, juglar de las galaxias, trovadora de leyendas callejeras y amante de los cantos nocturnos; retrata personajes y paisajes urbanos, a la vida cotidiana, a las mujeres, el acoso sexual y al amor. Desde fines de los ochenta ha formado parte de grupos como La Fábrica Azul, Follaje, Esquina Bajan y Edén Subterráneo, entre otros. Incomprendida por algunos colegas, su participación en el medio manifiesta la dificultad para entrar en el guetto masculino. Es un fiel reflejo de lo que tienen que pasar los músicos para consolidar un grupo o proyecto. Testimonio de constancia y resistencia. Admiradora de Bonnie Raitt, Sarah Vaughan y Tracy Champan, su propuesta sonora combina blues, jazz y funk.

- Mujeres en Fuga: Cuarteto formado en 1998 por las compositoras: Laura Abitia, Tere Estrada, Adla Cano y Ana Pizarro. Mujeres en Fuga significa intensidad en la entrega, derrame de talentos, manifestación de suelos, parir de rolas, compartir laberintos, enigma y tertulia en aquelarre brujeril. Una de las características de este proyecto es que las cantautoras interpretan rolas de unas y otras, acompañándose entre sí. Todas tocan guitarra y cantan, pero además Ana ejecuta el teclado, Tere la mandolina, Laura Abitia las percusiones y Adla el clarinete y la flauta. Fue tan emocionante este encuentro entre las compositoras que decidieron seguir montando canciones y experimentar el ensamble. Los estilos musicales van desde el blues intimista, el pop alternativo, jazz psicosensual, rock medieval, folk rupestre, hasta los palomazos eclécticos.

- Rosina Conde: Formó parte del grupo Método del Ritmo como cantante, junto con Sabo Romo, Óscar Sarquíz y "Andy Version" en 1982. Por no tener autoridad ni ser la figura principal en los grupos, se decidió por la escritura, por ser una actividad solitaria y creativa, en la que no depende de nadie, pero tiene mucho de composición y ritmo. Rosina trabajó en Bertelsman de México en el área internacional, haciendo boletines de prensa de grupos extranjeros. Era de las primeras mujeres que desempeñaban puestos en una disquera que no tuviera que ver con "la moda o diseño de imagen", sino con la facultad de escribir bien. En Tijuana de 1984 a 1993 cantó con el grupo Ensenada Jazz Blues. En la Ciudad de México, a fines de los noventa se integró a Follaje. La voz de Rosina es ronca y muy profunda, mezcla entre la Tariacuri y Tina Turner.

- María Elena Sánchez: En 1994, se creó el concepto de La Perra, power dúo donde sólo el bajo (María Elena) y la batería (Perico) llenan el espectro musical. La Perra hace rock progresivo que roza con el rock oposición. Música, en su gran mayoría sin letra, donde el bajo es base rítmica, también hace armonías y fraseos melódicos. Las composiciones de La Perra tienen tintes de Frank Zappa y Primus. Definitivamente es música pesada, compleja y atrevida, al no contar con otros instrumentos que la apoyen. María Elena es una ejecutante aplicada, con gusto, conocimiento y técnica que la hacen única. Encontró en su propia creatividad la fortaleza para continuar su camino musical.

- Marisa de Lille: Después de haber realizado dos discos en el terreno pop-rock con Peerless y haber trabajado en la telenovela Alcanzar una estrella, se convirtió en su propia productora de discos. Marisa de Lille, como Alquimia, es otro caso de artista comercial que terminó en la trinchera independiente. En el 2000 Marisa de Lille autoprodujo el compacto X-Kan, siguiendo la línea etnofusión, con textos en maya, español, inglés, francés, alemán y japonés. Ella coordina el proyecto, canta, hace las líneas melódicas y los textos. Como en su anterior disco (Inmpermanencia) el hilo conductor es la improvisación.