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jueves, 23 de febrero de 2023

Los Aguakates - Los Aguakates


Artista: Los Aguakates
Álbum: Los Aguakates
Año: 2009
Género: Jazz fusión, Rock fusión
País: México 
Fuente de análisis: CD original (2009), independiente [-]

Lista de canciones:
  1. La luna nuez 
  2. El negrito 
  3. Otra ciudad 
  4. La marea 
  5. Sogno morto/Wakaswing 
  6. Que le dice 
  7. La caja de la Gloria (Glory Box) 
  8. Gatos negros
  9. La espada 
  10. Supongo 
  11. La despedida/Calle Funk del Aguakate 
Los Aguakates somos:
Leika Mochán - voz, kazoo y ksa kas
María Emilia Martínez - voz, kazoo y flauta
Víctor Castillo - batería y percusión
Rodrigo Valenzuela - bajo y baby bass
Omar Median - guitarras, jaranas y voz
Yurief Nieves - guitarrras, jaranas, cavaquinho, acordeón y voz

Producción: Gerry Rosado y Los Aguakates.


Sobre el disco (de la revista Sonidos Urbanos*, 6 de abril de 2009):

Los aguacates son frutos que siempre acomodan junto a las verduras en los mercados porque todo mundo piensa que se trata de un vegetal. Crecen en árboles y de ahí los toman para acomodarlos en guacales, para luego probarlos en tacos, en ensaladas y en el guacamole, por supuesto. Pero ahora también los puedes consumir en los escenarios. 

Claro, si los llegas a ver en un concierto, es que se trata de una variedad endémica que se escribe con k: son Los Aguakates defeños que tocan y cantan. Su historia se remonta a la época en que realmente estaban verdes. No había banda y sólo existía la probabilidad de que el siguiente proyecto musical de algunos de los actuales integrantes asumiera el nombre de Los Aguakates, propuesto inicialmente por Yuri. Luego Leika llegó con él para compartirle la inquietud de cantar en un grupo “prendido y bailador”, a lo que hubo una respuesta rápida y contundente por parte de Yuri: “Ah, ¿sí? Ensayamos el viernes”. 

Eso bastó para que el proyecto fuera cobrando forma. Los Aguakates debía tener una propuesta de música cálida, guapachosa, bailable y que se caracterizara por ser como una ensalada de ritmos. Y así, con la versatilidad de los otros aguacates, que sólo con aplastarlos sobre una tortilla constituyen un manjar para los sentidos, esta banda en ciernes consolidó su alineación. Un día que acudió a una tocada en la que sólo participaban cuatro integrantes originales de Los Aguakates, entre ellos Yuri y Leika, sucedió que al bajista se le reventó una cuerda y Omar Medina les facilitó un repuesto; más tarde María Emilia Martínez se subió al escenario a palomear con ellos un rato. Después de un ensayo y la respectiva invitación, ambos espontáneos pasaron a ser parte de Los Aguakates. Eso ocurrió en 2004, desde entonces su sonido y estilo característicos han ido evolucionando. Si bien antes eran más salsosos, ahora se les siente más rockeros, pero  la verdad es que no están casados con ningún género, sino todo lo contario.

Los Aguakates no llevan la bandera de un ritmo en particular ni de ninguna tribu urbana, trabajan para oídos libres y piecitos danzarines. Para ellos, en el terreno de la música todo es posible, y a las pruebas nos remitimos. La producción aguakatosa es un licuado de géneros: jazz-blues-funk-reggae-bossa nova-swing-cumbia-salsa-ska-afrobeatsurf-son cubano-rock-samba. “No somos tan puristas a la hora de abordar los géneros, pero sí procuramos que sea con raíces; si vamos a hacer una cumbia, haremos que suene a una cumbia arrabalera, o si vamos a hacer algo funky, que sea como una máquina de ritmo. Por eso es difícil encasillar o etiquetar a la banda”, explica el guitarrista Omar Medina.

María Emilia argumenta: “Hacemos nuestra un chingo de música que ni siquiera es de nuestro país, pero nos identificamos con ella […] No decidimos hacer un grupo con tanta variedad de música, sino que nos fue inevitable tocar todo eso porque realmente es lo que tenemos adentro”. Los integrantes de Los Aguakates buscan constantemente regenerar y “mutar” sus horizontes. “Nos gusta jugar a la transgresión genérica por el bien de la música”, alega Leika y ofrece como prueba fehaciente la transmutada rola La caja de la gloria, mejor conocida como Glory box, tema original de Portishead, una banda de Bristol, Inglaterra. Y es que tras un ataque de fascinación con Glory box, Leika y Yuri decidieron hacerla… cumbia. 

Efectivamente, al sonido clavadón e intenso del trip hop de Portishead le dieron el aguakatazo —por decirlo así— y ¡zaz! la convirtieron en cumbia. Y mientras la canción original te invita a un viaje intenso que busca razones, la sensual versión de Los Aguakates te lleva de la mano a la pista derechito a bailar. Para algunos esto es todo un sacrilegio, para ellos es pura diversión, por cierto, hecha con todo respeto y admiración. Es la identidad de Los Aguakates: pasársela muy bien, juguetear, instigar al baile. En todo caso, ellos trabajan para disfrazar la tortuosidad del tráfico, para disfrutar una fiesta, para pasear en una ciudad tan cotidiana y caótica, para reírse o para apagar la luz y escuchar. La primera producción de Los Aguakates contiene el factor sorpresa que de track en track brinca entre paisajes sónicos. Sus letras pueden hablar tanto de una receta para hacer guacamole, como de un negro en una fiesta tomando un Tequila Sunrise, pero también las hay de amor y despedidas.

Han tenido la experiencia de tocar para diferentes tipos de público, lo que los ha llevado a constatar que la gente gusta más de música para gozar que de estilos para entender. En una de sus presentaciones un grupo de niños aparecieron de la nada, bailando y saltando al son de la música; y en la clausura de un seminario de son jarocho, al que fueron invitados por Los Cojolites, les obsequiaron un gran recibimiento. Pero también han enfrentado poca accesibilidad a los escenarios, precisamente por esa indefinición en la que navegan y que les dificulta alternar con otros grupos. “Tocamos reggae y no somos rastas, tocamos cumbia y no somos de la onda grupera, tocamos surf y no traemos máscara”, expone Yuri. 

Omar resuelve que los asuntos de las tribus urbanas que se cobijan bajo géneros y estilos musicales responden a situaciones mediáticas de pertenencia social. María Emilia se manifiesta “en contra de que un tipo de música o una forma de vestir te defina socialmente, realmente deberíamos ser un poco más abiertos en ese sentido”. Es que al principio a la gente “le cuesta trabajo mover el bote y desinhibirse”, como dice Yurief Nieves. Pero al final “todo mundo termina bailando lo que en realidad sigue siendo música”. 

En los planes futuros de esta agrupación está tocar en un campo con árboles de aguacates, seguir con la nutritiva dieta de diversos géneros y hacer música para que la gente no pare de divertirse. Los Aguakates ya no están verdes. Maduran como banda independiente que se hace cargo de mantenerse vigente y no bajarse de los escenarios a pesar de los pocos foros alternativos con los que goza el DF, la ciudad más grande del mundo.


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2 comentarios:

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