Álbum: Crónica sonora
Año: 1990
Género: Ambient, Experimental
País: México
Fuente de análisis: CD compilado (1990), Gente de México [GM-016]
Lista de canciones:
1. In principio et verbum
2. Suite koradí
3. Réquiem
*El CD indica el orden arriba citado, sin embargo, el orden y número de canciones reales es el siguiente:
1. En la tierra de Klom
2. In principio
3. In principio (2ª parte)
4. Presencia de Hercolubus y Alcione/Cumbres serenas de Sumaris (de la Suite koradí)
5. Réquiem
6. Réquiem (2ª parte)
Arturo Meza - arpas microinteválicas, cymbalos y campanas tibetanas, dulcimer, cantos, mantrams, cuerdas pulsadas teclaedro y mezafonias.
Músicos invitados:
Maja Rustige - cantos, cymbalos y campanas tibetanas, flauta y su aura (1)
Armando Nava Loya - arpa microinterválica (3)
Sobre el disco:
"Crónica sonora" (1990) de Arturo Meza es un material compilatorio de su obra experimental, que tuviera origen desde su debut discográfico en el disco compartido (split) con el grupo Nirgal Vallis. De dicho álbum se rescata el tema "In principio" (1984), acompañado por algunos temas de su segunda producción en solitario, el disco "Suite koradí" (1985), y finalmente se anexa en su totalidad su cuarta producción titulada "Réquiem" (1988). El disco abre con "En la tierra de Klom", el cual nos trae un adelanto de otra de las obras que gestaba el artista en ese entonces, que saldría a la luz el año siguiente en el disco titulado "En el monte de los equinoccios" (1991). Cabe destacar, para la ejecución de varios de estos temas, la inclusión de varios instrumentos, algunos de ellos podrían definirse mejor como artilugios, creados por el mismo Arturo para desarrollar su música con tendencias experimentales. La portada para este material originalmente fue contraportada del mencionado disco "Suite koradí".
A continuación anexo un análisis de este material, proveniente del libro "El otro rock mexicano" del crítico de rock mexicano David Cortés:
La síntesis de su obra experimental está asentada en Crónica sonora, un compacto que reúne In Principio, Suite Koradí y Requiem. En la primera se perfila ya el tono místico-gnóstico, la constante de sus trabajos futuros. Suite Koradí es una larga composición con momentos orquestales grandilocuentes y voces lúgubres en el fondo, murmullos que anticipan la entrada a otro confín. En ella los espacios de tensión se acortan abruptamente para acceder a periodos de reposo; en el segundo movimiento la composición retoma con variaciones el tema inicial, el cual se tiende en el fondo y esboza un contrapunto para dar pie a la orquestación del comienzo, pero ahora apuntalada por una intensidad percutiva. Un extracto de Suite Koradí apareció en 1987 en la Re Records Quarterly Vol. 2 No. 2, revista-disco editada por el baterista Chris Cutler.
Requiem, por su parte, es la visión de Arturo Meza del viacrucis de Jesucristo. En ella las voces se articulan como lamentos y son interrumpidas ligeramente por sonidos premonitorios, mientras la percusión aporta un sonido de marcha. En su segunda parte aflora el caos, un retablo de voces que crea el ambiente de dolor. Una cruxifixa repetido ad infinitum anuncia el fin.
¿Por qué la ambivalencia de Arturo Meza?
"Quería hacer música sinfónica, seguir estudiando, irme de aquí... tenía muchas cosas en la cabeza, pero después puse los pies en la tierra. Saqué Suite Koradí y no lo vendía. Iba al Chopo, paraba a los chavos y les decía: 'No quieren oí rock progresivo mexicano' y nadie se interesaba. Quería vivir de la música, pero la música instrumental no me iba a dar de comer. Un día me encontré a Rafael Catana y me invitó a un encuentro de cancioneros en el Museo del Chopo. Acepté y el reencuentro con mis canciones se me hizo muy rico. Entonces allí me di cuenta de que si me ponía las pilas podía agarrar mi guitarra, irme a cualquier lado y tener una entrada económica. De allí empecé a tener dinero para comer, mal vestir y para grabaciones, siempre con una estrategia de producción: en lugar de comprar muchos teclados o grandes guitarras, lo único que hice fue invertir en horas de estudio. Me di cuenta de que la canción me ayudaba a sobrevivir en este país y a no descuidar en el futuro mi música instrumental o mi locura." (Entrevista con Arturo Meza, 21 de abril de 1997)
El oído de Meza es privilegiado y sabe discernir entre lo estulto y lo valioso. Elige sonidos y en sus manos estos se vuelven oro molido: son un acicate para la mente, una cauda a la cual es necesario pegarse a fin de obtener retribución completa. Pero le gusta el verbo, sin él parece no tener sustancia y por él ha apostado los años recientes.
"Crónica sonora" (1990) de Arturo Meza es un material compilatorio de su obra experimental, que tuviera origen desde su debut discográfico en el disco compartido (split) con el grupo Nirgal Vallis. De dicho álbum se rescata el tema "In principio" (1984), acompañado por algunos temas de su segunda producción en solitario, el disco "Suite koradí" (1985), y finalmente se anexa en su totalidad su cuarta producción titulada "Réquiem" (1988). El disco abre con "En la tierra de Klom", el cual nos trae un adelanto de otra de las obras que gestaba el artista en ese entonces, que saldría a la luz el año siguiente en el disco titulado "En el monte de los equinoccios" (1991). Cabe destacar, para la ejecución de varios de estos temas, la inclusión de varios instrumentos, algunos de ellos podrían definirse mejor como artilugios, creados por el mismo Arturo para desarrollar su música con tendencias experimentales. La portada para este material originalmente fue contraportada del mencionado disco "Suite koradí".
A continuación anexo un análisis de este material, proveniente del libro "El otro rock mexicano" del crítico de rock mexicano David Cortés:
La síntesis de su obra experimental está asentada en Crónica sonora, un compacto que reúne In Principio, Suite Koradí y Requiem. En la primera se perfila ya el tono místico-gnóstico, la constante de sus trabajos futuros. Suite Koradí es una larga composición con momentos orquestales grandilocuentes y voces lúgubres en el fondo, murmullos que anticipan la entrada a otro confín. En ella los espacios de tensión se acortan abruptamente para acceder a periodos de reposo; en el segundo movimiento la composición retoma con variaciones el tema inicial, el cual se tiende en el fondo y esboza un contrapunto para dar pie a la orquestación del comienzo, pero ahora apuntalada por una intensidad percutiva. Un extracto de Suite Koradí apareció en 1987 en la Re Records Quarterly Vol. 2 No. 2, revista-disco editada por el baterista Chris Cutler.
Requiem, por su parte, es la visión de Arturo Meza del viacrucis de Jesucristo. En ella las voces se articulan como lamentos y son interrumpidas ligeramente por sonidos premonitorios, mientras la percusión aporta un sonido de marcha. En su segunda parte aflora el caos, un retablo de voces que crea el ambiente de dolor. Una cruxifixa repetido ad infinitum anuncia el fin.
¿Por qué la ambivalencia de Arturo Meza?
"Quería hacer música sinfónica, seguir estudiando, irme de aquí... tenía muchas cosas en la cabeza, pero después puse los pies en la tierra. Saqué Suite Koradí y no lo vendía. Iba al Chopo, paraba a los chavos y les decía: 'No quieren oí rock progresivo mexicano' y nadie se interesaba. Quería vivir de la música, pero la música instrumental no me iba a dar de comer. Un día me encontré a Rafael Catana y me invitó a un encuentro de cancioneros en el Museo del Chopo. Acepté y el reencuentro con mis canciones se me hizo muy rico. Entonces allí me di cuenta de que si me ponía las pilas podía agarrar mi guitarra, irme a cualquier lado y tener una entrada económica. De allí empecé a tener dinero para comer, mal vestir y para grabaciones, siempre con una estrategia de producción: en lugar de comprar muchos teclados o grandes guitarras, lo único que hice fue invertir en horas de estudio. Me di cuenta de que la canción me ayudaba a sobrevivir en este país y a no descuidar en el futuro mi música instrumental o mi locura." (Entrevista con Arturo Meza, 21 de abril de 1997)
El oído de Meza es privilegiado y sabe discernir entre lo estulto y lo valioso. Elige sonidos y en sus manos estos se vuelven oro molido: son un acicate para la mente, una cauda a la cual es necesario pegarse a fin de obtener retribución completa. Pero le gusta el verbo, sin él parece no tener sustancia y por él ha apostado los años recientes.
FLAC: https://thinfi.com/3gqo
ResponderBorrarAmigo, ojalá que puedas compartir estos 3 discos de rock mexicano, que para mi gusto son infaltables en una buena colección. Claro con la calidad de primer nivel que maneja tu excepcional blog. /FLAC/ Saludos.
ResponderBorrarLove Army / Walk Within My Brain (1971)
Bandido / Bandido (1973)
Enigma! Las Ventanas (1972)
Gracias :¬)
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