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viernes, 29 de mayo de 2020

Charlie Monttana - Hotel Barcelona

Artista: Charlie Monttana
Álbum: Hotel Barcelona
Año: 2002
Género: Hard rock
País: México
Fuente de análisis: CD original (2002), Discos y Cintas Denver [CD-DSD-6240]

Lista de canciones:

 1. Tu mirada
 2. Ojalá fuera un cuento
 3. Pinche Pancho
 4. Ramillete de piernas
 5. Dancin' Lou
 6. Y sufrirás
 7. Por eso te quiero
 8. Sola
 9. No me la acabo
10. Dices que te vas
11. Llegaste borracha
12. Que me tienes así
13. Bye bye abur


Sobre el disco (del libro 100 discos esenciales del rock mexicano, por Alejandro González Castillo):

¿Quién está bajo la maraña de cabellos amarillos que se enredan en la tapa de este álbum? Un tipo que se hace llamar Charlie Monttana, quien escribe y canta temas del calibre de "Empanízame la mojarra" y "Ya bájale de huevos" y cuya voz luce lastimada tras las friegas del alcohol a las que su dueño la ha acostumbrado. Menudo y rollizo, sobre el escenario Charlie luce como hijo putativo de Mick Mars y Lita Ford, sin embargo, Carlos César Sánchez Hernández suele decir que sus progenitores fueron Charles Bukoski y Janis Joplin para luego ahondar en detalles vitales, como que el sexo desordenado, las drogas y la violencia lo acompañan desde que era adolescente y que su religión es una botella de Jack Daniel's. Con esos antecedentes, a ver cuántos se envalentonan para sostener el trote de este disco, a juicio de su propio autor, uno de sus mejores trabajos.

Hotel Barcelona fue grabado en poco más de un semestre, en medio de un ambiente "mágico", según el propio Charlie asegura, en estudios de grabación ubicados en Nueva York y México. El plato aloja trece temas encabronados con aquellos agazapados "maricas enarbolando una bandera de falsa rebeldía", pero que al mismo tiempo dejan un recoveco para los de víscera cardíaca débil, eso sí, bajo la advertencia de que "cuando hay que ser sentimental y sublime" debe ser "genuina la actitud". De esta forma, Mottana pasa de la nostalgia urbana de "Tu mirada" al drama con referencias a los culebrones televisivos de "Ojalá fuera un cuento"; de un inocente bolero llamado "Ramillete de piernas" a esa herida power ballad titulada "Y sufrirás"; del rock and roll clásico de "Llegaste borracha" (poseedor de un planteamiento fundamental en las juergas clandestinas: "si llegas peda, ¿cuál es el pedo?") a "Bye bye Abur", el blues de un sujeto que ha soportado estoicamente demasiadas "pendejadas" por parte de su chica.

Mención aparte merecen dos tracks que se erigen como los mejores del álbum. En primer lugar se encuentra un tex-mex llamado "Pinche Pancho"; la historia de un "naco, gacho y nopalón" que "se siente bien gabacho", alguien a quien, tras volver de Estados Unidos, "se le hace gacho el barrio y se avergüenza del lugar donde nació". Aunque quizás el malinchismo no sea la peor cualidad del citado inmigrante, sino el hecho de que confunda al amor con las "ganas de miar". El segundo premio lo sostiene "Sola", poseedora de un trabajo de metales que afila una composición apestosa a tabaco y desvelos, cuya filosofía etílica es provocada por una mujer que cierto sábado portaba la lengua como corbata, alguien que el autor recuerda desesperado, tras haberla "visto borracha en una chelería del Chopo".

Desgarrado y ansioso, el denominado "novio de México" no se detiene en atender bagatelas como la afinación  de su voz o su falta de delicadeza al momento de empuñar la pluma. Sabedor de que una vez puesto a la venta Hotel Barcelona le provocaría comezón a unos cuantos, decidió hacer ciertos apuntes para los quisquillosos: "algunos de estos temas están plagados de malas palabras que sólo emplean los pelados, los léperos, los pelangoches, los ñeros con los que no hay que juntarse. Por que la peladez es contagiosa, acaba con la gente decente. Por eso a mí, valiéndome madre, hice lo primero que se me vino a la mente. Yo actúo al natural".

Charlie Monttana, el sujeto de cabellera encrespada que mira retador desde la portada de este álbum, escapó de las fauces del denominado rock urbano para internarse en una fantasía que él mismo construyó y que, tras años de marginación, terminó por ser aplaudida a nivel masivo gracias a un reality show donde el cantante hizo frente a las cámaras lo que solía con sus compinches años atrás, entre la polverada del barrio: eructar blasfemias. Los pusilánimes se burlaron de él, sin embargo, Charlie ha sabido ignorar a esa gentuza desde hace décadas porque siempre ha tenido la certeza de que la suya no es una pose. Después de todo, bajo ese erizado cabello hay un tipo que tiene muy claro que su ruta cuenta con una sola dirección: las estrellas.

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