La Lupita - Caramelo macizo

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Artista: La Lupita

Álbum: Caramelo macizo

Año: 1998

Género: Rock

País: México

Fuente de análisis: CD original (1998), BMG Entertainment [CDL743215700821]

Lista de canciones:

 1. Supersónico

 2. Diva de bar

 3. Vida olvida

 4. Mexican soap opera

 5. Nada es gratis

 6. La Parca

 7. Al caer el mal

 8. La pared

 9. El baile de los dragones

10. Quiero, quiero

11. Antena

12. Adiós José

La Lupita:
Rosa Adame - vox
Héctor Quijada - vox
Lino Nava - guitarras
Poncho Toledo - bajos
Bola Domene - baterías

Sobre el disco (por Miriam Canales, del libro 100 discos esenciales del rock mexicano):

En su cuarto álbum, La Lupita dejó bailando a Paquita en la disco y emigró de la lujuria para masticar su caramelo, ya maduro. A finales de los noventa, una etapa de consolidación dentro de su carrera, el rock mexicano se encontraba en el pináculo y los mp3 apenas se gestaban en la mente de un adolescente como Sean Parker.

Cuando una banda como ésta alcanza dos décadas de existencia sus caminos comienzan a volverse inciertos, la bandera de Rock en tu idioma deja de enarbolarse como una curiosa novedad y la búsqueda de nuevas generaciones de escuchas resulta indispensable so pena de estancarse en las glorias pasadas. Desde sus inicios, La Lupe nunca comulgó con la imagen oscura de Caifanes, ni la solemnidad de Santa Sabina, ni el folklore de Café Tacvba, sino un estilo propio en el que el matrimonio Rosa Adame-Héctor Quijada compartía la estafeta, cantando simultáneamente con letras desenfadadas.

La alineación original había sufrido diversos vaivenes desde su debut con la pareja de vocalistas, el bajista Poncho Toledo, el guitarrista Lino Nava, el baterista Ernesto "Bola" Domene y el percusionista Michel de Quevedo como miembros fundadores. Mientras otras bandas buscaban a finales de los ochenta subversivos o abstractos nombres en inglés, aquí se plasmaba una fe hacia la Virgen de Guadalupe y una dosis de urbanidad, según una leyenda vista en las láminas de un camión.

Con Pa' servir a ud. (1992), los músicos irrumpieron bajo un título a manera de presentación personal con aires de reverencia, después celebraron que la belleza pululaba bajo un ambiente de prosperidad con Que bonito es casi todo (1994) y el posterior éxito comercial de Tres-D (1996) que contenía la inolvidable "Ja, ja, ja". Aunque para ellos el rock no era asunto de risa, sino de subir escalones. Después de grabar en los confines del sello Culebra, pisar los escenarios chilangos, trabajar en Londres y colaborar con gente como Fito Páez y el productor Daniel Melingo, pero sin alcanzar el éxito comercial de la banda de Saúl Hernández, su carrera apuntaba más allá de "Ja, ja, ja", probablemente su canción más famosa, tocada hasta el cansancio por grupos amateurs en bares nocturnos.

Caramelo macizo apostaba por la renovación. Su sonido, una mezcla de ritmos pachangueros, pop, bossa nova y percusiones, se sintetiza en el track inicial: "Supersónico", apto para cualquier pista de baile con la voz del matrimonio a dueto que canta: "Ni placer comparado, no hay dolor ni pasado. Todo encuentra un camino largo sumamente agitado". La estridente guitarra en "Quiero, quiero" viene acompañada de una letra en la que Quijada expresa pasión vehemente hacia un objeto del deseo femenino: "Quiero, quiero tu alma, tus manos, tu alma, tu cuerpo, tus piernas, tus tetas, tus labios". "La Parca" podría ser una simple canción con percusiones bailables de no ser por su letra profunda, un homenaje de Rosa Adame a la muerte y a los momentos efímeros de la vida: "Yo soy la que te marca las horas, te digo tú no eres un Dios. Los hombres pierden la vida odiando. Lo que importa es amar". Después de este viaje aderezado de fiesta y algarabía aparecen otros temas como para escucharse en un estado de relajación y un toque de sutil sensualidad, como ocurre en "La pared".

Otras piezas de alto octanaje como "El baile de los dragones", "Vida olvida", "Diva de bar" y "Antena" conforman este material que, a pesar de su calida, no obtuvo un éxito comercial masivo, ya que justo ese mismo año vendría la responsabilidad crucial de interpretar "Gavilán o paloma" en un disco tributo a José José que dejó relegado al macizo caramelo. En ese sentido, en 1999 el grupo fomentó sus lazos con "el amigo de todos los niños", Chabelo, en otro disco homenaje con la canción "Perrito maltés". El siguiente paso significaría una compilación de éxitos: Lupitología (2004).

Los años siguientes traerían consigo una transformación decisiva y un silencio en la carrera de La Lupita, después de que Rosa Adama dejara el grupo en 2001 para desviar su camino hacia labores propias de la maternidad. Así, se incluirían nuevos integrantes, como Luis Fernando Alejo, en el bajo, y Paco Godoy, en la batería.

A pesar de la turbulencia, la fuerza de Guadalupe subsiste y quedó evidenciada en el Vive Latino 2009, con sus miembros fundadores ante un público joven que no compartió sus años en la cúspide. Su vela hacia la virgen morena sigue encendida para tiempos actuales del rock mexicano. Como testimonio está su producción más reciente, Te odio.