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jueves, 31 de mayo de 2018

Guillermo Briseño - Ausencias e irreverencias

Artista: Guillermo Briseño
Álbum: Ausencias e irreverencias
Año: 1983
Género: Rock progresivo
País: México
Fuente de análisis: LP original (1983), La Flor de Otro Día [LP GB03] + LP original (1983), Fotón [LPF 057]

Lista de canciones

LADO A

 1. Ausencias. Música para cuatro cartas de amor


LADO B

 2. Irreverencias. Texto e improvisación sobre un tema para siete instrumentos de teclado


Músico:
Guillermo Briseño


Sobre el disco:

Guillemo Briseño, en su ausencia, me atrevo a la irreverencia de hablar de su trabajo realizado en 1983 y tal vez el material más libre que haya hecho este músico, que se proclama rockero pero que como buen músico hace música (valga la rebuznancia), en el sentido real de un creador musical, no este engendro que se ha generado a partir de la necesidad de subsistir y de existir y de ser reconocido, aún a pesar de perder la originalidad en aras de que más gente te conozca.

Regreso y sigo…

La industria musical a partir de supuestamente saber qué le gusta a la gente y qué es lo que va a comprar, ha ido exigiendo a los músicos para poder grabar y ser alguien en el mundillo de la música, material que abarque a la mayor parte de sus posibles compradores, lo cual lleva a que si quieres que algo le guste a todos, tiene que ser tan poco profundo para no ahondar en el gusto (tan diverso de los individuos) y que todos se vayan gustosos a casa con su adquisición. Eso a llevado a esta época en que el material musical de un compositor no sólo suena parecido a sus trabajos anteriores, sino que se parece a todo lo que los otros necesitados compositores hacen, es decir, vivimos en la época de una sola canción. Algunos pegaran el grito en el cielo diciendo que no, que hay grandes diferencias, no en la música masiva, ese es su función, una masa uniforme para que a todos les guste. Cuántas veces escuchamos o leemos, "este músico sí se arriesgó, arriesgó su carrera y su prestigio para crear algo nuevo." (No maaa….ss eso me faltaba, todos arriesgamos comiendo tacos en la calle día a día, y eso de arriesgar la carrera… mmm lo único que puede arriesgar es la plata que puede ganar por hacer churros para todos)

Pero regresando a Briseño, este material tal vez a muchos no les guste, por güeyes se lo pierden, y no por mala onda contra ellos, sólo porque abrir los oídos y tratar de entender lo que un músico quiso decirte en un momento dado de su vida y hacerlo con su voz más clara y profunda, con el lenguaje más libre que en ese momento le pareció que debían decirse las cosas, vale la pena ahondar en ello, y vamos a descubrir profundidad, búsqueda, propuesta y en este disco lo vas a encontrar. 

En la primera parte te encuentras la música del Briseño como siempre, con ese swing percusivo que lo caracteriza y la palabra trabajada como lenguaje rítmico-poético-musical y un desarrollo discursivo que va avanzando y creciendo como las ausencias. La segunda parte…jeje “pare acá oreja” pues comienza texto irreverente y complejo (aparentemente), sólo narrativa entrelazada con la historia de este México nuestro. Y luego da rienda suelta a la producción sonora, con un montón de tecladitos electrónicos y un lenguaje más abstracto, si pensamos en discurso musical tradicional, aunque, suenan irremisiblemente a jazz y un poquito a música concreta, pero en los 80’s ya tenían su lugar en la historia musical gente como Arnold Schönberg u Ornette Coleman y demás banda, nada nuevo o atrevido, sólo una forma más de comunicarse y que por los comentarios del mismo Briseño, esa era la forma que en ese momento tenía que usar.

Vaya pues, no se pierda un buen disco de Briseño, un músico de lo más neto, en la escena del rock en los últimos 50 años. Y para más información incluyo un material que la verdad no sé de donde me lo apañé, por lo cual no puedo dar el crédito, quien sea el dueño que alce la mano. E incluyo otro material, una reseña que sacó el Roberto Ponce (el mismo de Callo y Colmillo que toco mucho tiempo con la Nina Galindo y que escribe hace chorromil años en Proceso, sí, ese mismo) para publicarse en Proceso en 1984, cuando recién había salido el disco y que resultan interesantes los comentarios de Guillermo Briseño sobre las compañías que editaron y distribuyeron el disco: “la puerca aunque se vista de rojo puerca se queda”.


- Primer artículo pirateado:

Ausencias e Irreverencias es sin duda el más experimental y arriesgado trabajo del gran Briseño en toda su larga ruta. Está compuesto por dos trabajos largos, las "Ausencias (Música para cuatro cartas de amor)" en el lado A, y las "Irreverencias (Texto e improvisación sobre un tema para siete instrumentos de teclado)" en el B. En ambos la experimentación y búsqueda no se quedan en la música solamente sino que se extienden a esa otra veta del trabajo briseñano que es la poesía (ha publicado varios libros), y aquí también cruza los límites de la gramática y la semántica "permitidas".

"Ausencias" se construye a través de cuatro entradas más o menos conectadas por la sensación de abandono; podría decirse que son quejidos de desamor si no abarcaran muchos otros temas alrededor, convirtiendo la ausencia en un asunto de amplia reflexión poética. Arranca con un fuerte blues al piano para la primera y desciende hasta una experimentación armónica en la segunda, un recurso propio del rock progresivo pero que aquí probablemente debe más al jazz post bop. Esta se extiende a un interludio casi barroco que desemboca en un boogie de esos que nos gusta oirle al piano de Briseño. La siguiente vuelve a las armonías rockeras que acompañan un juego de palabras alrededor del conocido lema de la Universidad Nacional Autónoma de México, "Por mi raza hablará el espíritu" el cual termina en "mi raza no necesita que nadie hable por ella". Para cerrar desarrolla una improvisación al piano cercana a esa deconstrucción de la armonía que conocemos como free jazz; "de todas las ausencias, esta es la más honda".

El lado B, "Irreverencias", es más integral, si tomamos en cuenta que "Ausencias" son básicamente cuatro canciones ligadas entre sí a través de experimentos armónicos al piano. La primera parte de "Irreverencias" es una lectura, la declamación de un poema en el que Briseño se propone hacer una especie de fiesta mexicana a la que está invitado todo el mundo. Es palabra hablada durante los primeros tres minutos: "Muerto el perro, se acabó la rabia", empieza el autor y sigue adelante en la lectura de un texto de verso libre lleno de imágenes relacionadas a la construcción de una especie de utopía mexicana en la que se propone darle la vuelta a los estereotipos de lo "nacional": "Rompa el ajolote su códice batracio / levántense los glifos, las estelas / que cante su guerra el xoloescuintle / reviente el Sexto Sol en la obsidiana". De ahí construye un carnaval en el que México (el México de principios de los años 80, el de la gran crisis) ingresa a una especie de concierto global: "Que cese el sufrimiento de Vallejo / Que Chaplin sea ministro de la risa / Que Marx pruebe unos hongos en Palenque / y venga Bach a los cassettes y a la rockola... / Sirva los tacos Pasteur / Mezcle las aguas Einstein / En la fiesta de la toma / México es una esponja". Termina la lectura y arranca la experimentación a los teclados: piano, órganos, sintetizadores en un proceso de expresión ultramodernista, pariente de la musica concreta o de lo que conocemos como noise, con dejos impresionistas, sonidos sintéticos que quieren sonar como naturales, sonidos naturales que se sintetizan.

Autor reconocido.


- El último Briseño (por Roberto Ponce):

Ausencias e irreverencias (Foton-LPF057), es el título del más reciente disco de larga duración grabado por Guillermo Briseño (38 años, D F): Por primera vez, luego de tres acetatos, presenta una obra para los conocedores de la música seria (en “Irreverencias”, lado b), con sonidos interpretados en su totalidad por este artista conocido en el ambiente del rock desde 1961.

Nunca la ambición que crepitaba de Briseño estuvo tan elevada como en este disco ambivalente. Y a diferencia de los otros (Briseño y Viaje al espacio visceral), este nuevo producto es más íntimo y profesional, como una calidad que proyecta la misma portada realizada por Chac. Pareciera que Briseño ha cuidado la forma de expresar cada emoción; y en su trabajo de estudio, de una manera rápida y segura preservó aquella frescura de sus intentos anteriores.

En el lado a, “Ausencias” (música para cuatro cartas de amor) el desarrollo poético es evidente. Atrás quedaron el albur y la ironía desmedida, casi demencial de antaño. No hay que olvidar que fue él quien retomó el taller de poesía y rock iniciado en el Museo Universitario del Chopo luego de su triunfo en el concurso de 1980 (cuando participó con Hebe Rosell, Carrasco y Flores), llamado “El rock del Chopo”, taller que llevó a su casa en Chimalistac y que con apoyo de otros cantantes y escritores como Jaime Moreno Villarreal, aún sesiona los miércoles por la noche.

En “Ausencias”, conjunta poesía de la amada ausente a golpe de rythm’n blues sobre un piano muy influido por “Little” Richard, por lo que no sorprende que algunas veces el acento prosódico no caiga en el rítmico, una suerte de síncopa léxica. En la primera carta (“La amada no estuvo presente para convencer dragones importantes”) el cuento de hadas resultó una mera anécdota. Pieza que evoca “La mancha” del primer álbum, aunque los motivos de la ausencia de la amada son otros. Ahora la sociedad se interpone entre los amantes:

Se prohíbe hacerlo juntos.
Y así, con todo
con nada,
los seguimos haciendo.

El lenguaje es más directo y la metáfora seduce, como en la carta dos (“la amada no estaba y era tanto esperar que amanecía”):

Cuando no estás
me dan ganas de abrirle
la jaula al verso.

Hay desesperación en la tercera (“la amada de viaje”), donde Briseño profundiza en el fenómeno del espíritu a diferentes niveles: el de los amantes, el religioso, el de Vasconcelos:

Cuando llegué
fue como llegar a tu ausencia
al mar y el otro continente-Tenemos
que ir al mar-acomodé mis cosas
y a lomo de necesidad
llegué a la puerta del espíritu
del otro, el que no hablará por mi raza.

Si Lennon afirmaba en sus grabaciones íntimas que Yoko era “el viento” el numen indiscutible y leitmotiv, de Ausencias e irreverencias tiene que ser Hebe Rosell, su compañera. El lado concluye con “la amada está presente pero hace cara de que no está. Aquí el interés de Briseño por la rítmica popular mexicana (ecos de “El árbol de la noche triste” y “En el lomo del río” del primer disco) es evidente. Se trata de un son, “El son de la independencia”, explosión de rocanrolero con palabras destinadas a la amada y para sí:

Hoy, con estas líneas
proclamo mi más rotunda necesidad de
independencia.

Para el lado b, “Irreverencias”, Briseño atreve la lectura de un festivo collage, donde asisten figuras universitarias de ayer y hoy en una pachanga mexicana: “Muerto el perro se aclaró la rabia”, pequeño manifiesto satírico con resonancia byroniana. El poema finaliza con:

En la fiesta de la toma
México es una esponja.

Así introduce su incursión en el terreno de la música concreta, “irreverencias” musicales más allá del rock y del canto nuevo que él mismo electrificó, el rocanrolero ejecuta una improvisación sobre un tema para siete instrumentos de teclado son siete pistas donde su instrumento electrónico ofrece en un cuarto de hora, el ave concreta que libera un Briseño colorido de ritmos, tonalidades, alturas, sonidos y juegos estructurados como lánguido vals que llegan a tocar la música afroantillana, también quizá con sarcasmo. Nadie más interpreta. Briseño sólo comenta: “Todos los poetas musicales formamos parte del mismo discurso, a veces abstracto, a veces con la realidad, hablamos a planos diversos, a distintos ritmos y tiempos en la historia. Yo soy rocanrolero y este disco me gusta cómo quedó. Y si hay que sacar otros mil más, los sacaría exactamente iguales.”

Después de algunos problemas con la disquera para publicar los primeros mil, la presentación de Ausencias e irreverencias será el sábado 4 de mayo en el Museo Universitario del Chopo, con el recital de Briseño, Hebe, Carrasco y Flores. “Tuvimos problemas con Fotón para la impresión y el prensaje. Nos dieron una prueba de color nefasta que no merecía la portada de Chac. Para ellos, mis intervenciones fueron excesivas. Decían que 37 mil pesos eran suficientes para la impresión de la portada. Insistimos que 42 mil era lo justo. Los señores Alard y Ariola nos ayudaron. Ahora menos que nunca deseo entablar un enfrentamiento con Fotón, pero deben darnos la misma importancia con la que manejan a sus artistas, como los de la segunda generación de la nueva trova cubana.”

*Sobre las dos ediciones de este álbum: Según comenta el mismo Briseño, el sello Fotón no lograría entregar a tiempo de la presentación del disco las copias prensadas del mismo. Por ello amigos de Briseño lograron financiar una edición que se pudo distribuir desde el día de la presentación, bajo el sello creado con el nombre de La Flor de Otro Día.


- Arte adicional:

Contraportada/Portada

LP lado A.

LP lado B.

Insert parte 1.

Insert parte 2.

Insert parte 3.

Insert parte 4.

Insert parte 5.

Insert parte 6.

7 comentarios:

  1. FLAC: https://thinfi.com/344g
    HD(Parte1): https://thinfi.com/344h
    HD(Parte2): https://thinfi.com/344j

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    1. Edición La Flor de Otro Día:
      FLAC(LP): https://thinfi.com/yinc
      HD(Parte1): https://thinfi.com/yin1
      HD(Parte2): https://thinfi.com/yin2

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  2. Muchas gracias por compartir. Creo que tengo este elepé... Saludos y felicitaciones por el excelente blog.

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    1. Gracias como siempre amigo Martin por seguir el contenido de este blog. Saludos.

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  3. Estimado Juan,

    Tremendo discazo. No un disco fácil, pero uno que va sacando sus matices conforme se va escuchando, y que es lo opuesto del pop desechable. Lo que me gusta mucho de Briceño es que hay gran inteligencia y ambición musical, pero no hay nada de pretensión ni falsos intelectualismos. Es una mezcla de desenfado y virtuosismo que es muy, muy difícil de lograr.

    Por ejemplo, tengo que decir que la música progresiva a mi me da roña... lo sé, lo sé, es bronca mía y no de la música. Y tal vez más por las discusiones que he tenido con algunos de los fans del rock progresivo. Pero este disco de Briceño tiene mucho de esa tendencia, pero nada de lo pretencioso. Una joya, realmente, y muy merecedor del tratamiento de cánon que se hace en este blog.

    Juan, quiero agradecerte también no sólo la disposición del disco, sino la reseña y contexto. Sé lo difícil que es de conseguir mucha de esta información, y se agradece.

    Saludos,
    Guille

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    1. Gracias por tus excelentes comentarios amigo Guille. Yo sí disfruto el progresivo, pero ya cosas que fusionan el heavy con este género como que ya siento que es demasiado innecesario, cayendo en el faroleo excesivo, y te entiendo por esa parte. Aún así disfruto elementos de este tipo en el jazz pero si no hay algo de inteligencia más que virtuosismo sin sentido, ni emoción, sí me cansa muy rápido. En fin, gustos de cada quien. Un saludo amigo.

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