Nina Galindo - Brindis por un difunto

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Artista: Nina Galindo y Sigue la Mata Dando
Álbum: Brindis por un difunto
Año: 1991
Género: Rock, Blues rock
País: México
Fuente de análisis: LP original (1991), Pentagrama [LPP-178] + CD reedición (1997), Ediciones Pentagrama [PCD178]

Lista de canciones:

LADO A

 1. Llévate lejos tu blues
 2. En brazos del olvido
 3. Rock de los treintañeros
 4. ¡Qué bonito hospital!
 5. Brindis por un difunto

LADO B

 6. Mariposa negra
 7. Gancho al hígado
 8. Perro que ladra... (te regalo mi sombra)
 9. Mírame desaparecer


Y sigue la mata dando:
Guillermo Sierra - bajo
Jesús Parra - guitarra
Rafael Aguirre - guitarra
Eduardo Uribe - batería excepto en "Llévate lejos tu blues" y "Treintañeros" por Federico Luna

Músicos invitado:
Luis Rojas - teclados
"El Sopas" - sax alto
Jesús Getino - sax tenor
Renato Menconi - sax tenor y soprano
Gaby Luna - percusión
Federico Luna - armónica


Sobre el disco:

Nacida en Estados Unidos pero criada aquí y naturalizada mexicana, Nina Galindo ha sido una de las intérpretes más destacadas de escena roquera desde la década de los ochentas, durante esa transición del movimiento Rupestre, del cual Nina fue una de las principales promotoras e incluso la única mujer que formara oficialmente parte de dicho colectivo (pese al importante legado de Emilia Almazán, esta no estuvo tan directamente inmiscuida en el movimiento oficial), hasta entrada la década de los noventa cuando por fin le llega su oportunidad para grabar su primer disco en solitario. Como experiencia ya había participado en un dueto de estilo Rupestre con el magnífico compositor Roberto Ponce, quien se convertiría en uno de sus compositores de cabecera, dicho dueto llevaba el nombre de Callo y Colmillo; llegó también a grabar con Los Teen Tops, con quienes cantó 5 años; fue vocalista del grupo de blues Follaje; hasta que finalmente decidió ser voz de los nuevos compositores roqueros del país, que buscan ampliar el espectro del rock nacional con composiciones de calidad, en este su primer larga duración junto al grupo Y Sigue la Mata Dando.

A continuación un texto con respecto al debut de Nina, de la Revista Proceso por Ernesto Márquez (14 de diciembre de 1991):

Nina Galindo, muchacha sedosa y explosiva, quien lleva ya un buen rato rolando por la intermitente escena del rock mexicano ha logrado parir, ¡por fin!, su primer LD, Brindis por un difunto, bajo el sello Pentagrama Trabajo que se convierte en una de las sorpresas más agradables del año.

El disco, que contiene canciones y poemas de Roberto Ponce, Gerardo Enciso, Carlos Arellano, Roberto González y Javier Velázquez, nos acerca a una voz casi única en el particular mundillo del rock en español, una cantante con carácter y sensibilidad para ambientar adecuadamente este prado carente de verdaderas voces femeninas. Nos da la oportunidad de escuchar a una cantante de voz soleada con dignidad interpretativa que incorpora la música negra a su arte sin necesidad de imitar servilmente a las grandes cantantes de esa raza. Porque Nina tiene todos los atributos de cualquiera de esas voces. Y no hay más que escucharla ejerciendo su oficio, ennegreciendo melodías blancas y transparentes sin correr el riesgo de caer en descrédito porque sencillamente ella trae el blues en la garganta.

Este fenómeno de integración musical es un estilo muy personal de la cantante. Su fraseo es imprevisible, quiebra las palabras donde le exige su sensualidad y las modula donde lo pide su sexualidad; esgrimiendo el drama o la parodia como arma para calar hondo. Y llega profundo porque además de los valores canoros la Galindo tiene un certero instinto para crear atmósferas trasladando, incluso, el sentido del texto a donde su estado de ánimo le indique. Y eso marca la diferencia porque nos acerca con ello a las claves de la vida.

Brindis por un difunto aparece justo en el momento en el que el pop rock está más descaradamente dirigido a la compartimentación y al etiquetado inexcusable. Es de ahí que el trabajo realizado por Nina Galindo y este puñado de poetas urbanos se caracteriza por su furiosa honestidad. En él encontramos canciones vividas a topes como las de Ponce, rolas de amor que no son románticas, sino que tienen esa pizca de amargura de los que han vivido la misma soledad e incomprensión (” un beso de sangre es la voluntad que inspira mi canción”). Canciones con textos definidos que se convierten en sorprendente placer gracias a las inmejorables prestaciones vocales de Nina. Cortes sólidos como "Rock de los treintañeros", de Arellano, o "En brazos del olvido", de Enciso, que seguramente los seguidores de la Galindo, disfrutarán.

En fin que esta rockera peleona ha sacado al mercado un disco gustoso que certifica su madurez artística y el cariño de quienes le acompañaron en la aventura. Disco que los ortodoxos críticos de rock pondrán quizá en entredicho por dos o tres detalles fallidos en la producción —inminentes en un primer trabajo—, pero que no harán para nada que uno le pierda el respeto a los responsables porque sabemos lo que costó concretarlo, y que en términos generales el resultado es positivo. Gracias, entre otros, al cuidado que de él tuvo Federico Luna.

- Texto de Armando Ponce que aparece en la contraportada del disco:

Para hablar de Nina Galindo (premio Phomos 1990-1991 a la mejor voz femenina de Rock), hay que hacerlo como ella dice y hace las cosas, sencilla y directamente: su voz no es de este mundo. Diáfana dicción, timbre perfecto, modulación versátil, son atributos de la naturaleza. Pero Nina es eso y algo diferente también. Las rolas salen de sus labios a la realidad con la dimensión que ella ha elegido para su público, porque eligió al rock de a de veras; para ella el rock contiene a la realidad, a la que vive, y los autores de las canciones y poemas que canta en este disco, que expresan la sensibilidad y los valores de la gente de nuestra sociedad en la que ella cree. Prefirió el camino más arduo, y no por simple rebeldía, sino por cruda rebeldía y por ser ella misma. De ahí que en el rock mexicano actual nadie como Nina Galindo, sencilla y directa por que su estilo de cantar sí es de este mundo.

- Arte adicional:

Portada CD reedición (1997), Ediciones Pentagrama.