Sociedad Acústica - Casona's blues

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Artista: Sociedad Acústica
Álbum: Casona's Blues
Año: 2003
Género: Jazz, Blues
País: México
Fuente de análisis: CD original (2003), Noise Kontrol [NKDE062]

Lista de canciones:

1. Blue monk (T. Monk)
2. 24 hours (E. Boyd)
3. Buddy Bolden blues (J.R. Morton)
4. St. James infirmary
5. Game boy
6. Stormy Monday (T. Walker)
7. La selva del dueño
8. Dulzura amarga
9. Delta square blues
10. Hooker boogie
11. Monk's mood (T. Monk)


Músicos:
Marcos Miranda - saxofón tenor, saxofón soprano, clarinete bajo, kalimba
Xavier Quirarte - bajo, voz
Huitzilín Sánchez - teclados, voz
Pavel Sandoval - batería, percusiones
Rogelio Nobara - guitarra eléctrica

Grabación en vivo en La Casona del Elefante entre noviembre 2001 y abril 2002


Sobre el disco:

Comenzamos con la primera pieza, un blues, del extraordinario pianista Thelonius Monk, suave y cálido como para abrir los sentidos e ir despertando el placer. La segunda pieza, 24 horas de E. Boyd,  la voz, tan negra que cualquiera que no conozca detalles de la grabación pensaría que fue hecha en algún bar de Harlem. La tercera rola, lentamente la guitarra comienza anunciando el sentimiento que llevará la rolita dedicada a Buddy Bolden, y luego pasa la voz al sax y eso es un homenaje al gran Buddy.

Continua con la súper clásica "Hospital San James", una pieza que data de por 1925 y algunos afirman que fue basada en una pieza del folclore inglés del siglo XVIII.  comenzamos a escuchar tenuemente como posibilidades técnicas nuevas van conformando y reformando la interpretación, instrumentación diferente, una voz que emerge de un altavoz y el saxofón y las percusiones ambientando una versión muy contemporánea a una pieza que probablemente tenga ya casi los 100 años de edad.

Sigue "Game boy" que en el nombre lo dice todo, un juego por demás divertido e interesante, simplemente improvisación muy al estilo blues de un tema de juego de computadora.

Pista 6, otro tema clásico, "Lunes tormentoso" de T. Walker. Aquí nos reafirma Marcos que el jazz y el blues no sólo son temas que se usan como excusa para improvisar; hace una recreación  a temas clásicos que a partir de la instrumentación e interpretación se vuelven atemporales pero sin dejar de ser lo que es, simplemente un Blues.

El siguiente tema de autoría de Miranda, Sánchez y Sandoval, comienza con un instrumento inusual en el blues, la kalimba, pero que en realidad está relacionado en sus raíces, pues el instrumento tiene sus orígenes en África. Un tema primigenio, no sabes bien si es una tribu de África o un grupo indígena mexicano; un tema extraordinario en estructura e interpretación y que nos muestra los vasos comunicantes culturales que existen en el género humano y la creación musical.

Tema 8, "Dulzura amarga", un instrumento de caña nos dice que posiblemente estamos en algún lugar de Asia, Escocia o México. Una interpretación contemporánea a un tema muy primitivo.

"Delta square blues", tema de Miranda, Sánchez y Quirarte. En 7 minutos asistimos a la revivificante sensación de que no todo está perdido en la creación musical contemporánea, en tiempos en que los productores se creen los dueños de la música y los músicos terminan siendo sólo piezas sustituibles de una maquinaria músico-cultural insulsa y banal; tenemos a un grupo de músicos que solo muestran lo que es hacer música , así, simplemente músicos en toda la extensión de la palabra.

No podía falta el boogie, un clásico y tradicional boogie, con esa sensación cadenciosa que da el formato, simple, previsible, pero sorprendentemente contemporáneo y atemporal.

Y terminamos como comenzamos, con un tema de Thelonius Monk.

Sin más que decir, no pueden perderse este extraordinario material de músicos mexicanos tocando blues mexicano, en el que te dejan la sensación de que no hay tiempo, ni lugar, ni industria que pueda encasillar la verdadera creatividad musical.

- Otros textos tomados de internet

Marcos Miranda manifiesta que "esta urbe no tiene la peculiaridad de contar con muchos foros para la música en vivo, y mucho menos para géneros ‘no redituables’ o en los que se suscribe el fenómeno real de la interacción con el público".

Ciertamente, en la Ciudad de México, el jazz y el blues no cuentan con espacios suficientes en donde hacerse escuchar a pesar de la enorme cantidad de seguidores que llenan los foros en donde se ofrecen conciertos de dichos géneros De manera que resulta importante la existencia de lugares que apoyan las vertientes de la música que para algunos -aún- sigue siendo “de riesgo”.

De entre las agrupaciones mexicanas dedicadas a este género de la música de raíces negras estadunidenses, la Sociedad Acústica de Capital Variable constituye una de las más notorias y auténticas propuestas. Experimental a la vez que enmarcada dentro de los lenguajes habituales melódicos tanto como armónicos del blues, la Sociedad Acústica constituye, sin duda, una de las mejores bandas mexicanas que transitan, como otras, a contracorriente.

Con material surgido de sus conciertos en La Casona del Elefante durante algunos meses de 2001 a 2002, la banda produjo su disco compacto Casona’s blues (Aisha Records,Vistlan, Noise Kontrol Distribution, No de catálogo NKDE 62, 2003) que incluye 11 tracks de autorías diferentes, tanto propias como de otros compositores.

Hay que decir que la Sociedad Acústica de Capital Variable posee un sonido peculiar, cálido y, por mucho, nostálgico que trae a la memoria el sonido de las primeras manifestaciones del blues Aquí, la banda se ve enriquecida por el punch en la batería y las percusiones de Pavel Sandoval, productor del CD, quien, así mismo, hizo la grabación (en una suerte de magia, considerando el reducido equipo) y llevó a cabo la mezcla.

El de la Sociedad Acústica de Capital Variable es un sonido que, además, apuesta por la fineza y por el detalle, a veces por el elemento sorpresa como contraste de largas secuencias que en su interior desarrollan sutiles -en apariencia- improvisaciones, edificadas en la conjunción de capacidades imaginativas diversas, en las que el virtuosismo instrumental no tiene cabida: no es necesario.

El universo sonoro de la música de la Sociedad Acústica es expansivo e irreverente (en su contexto); es un arte bluesero que va más allá de sus propias fronteras al escapar de los cánones y pisar terrenos, por ejemplo, donde la música de concierto instala sus parámetros Me refiero a las exploraciones sonoras que indagan -en este caso- preferentemente sobre los terrenos del color y de las posibilidades no tradicionales (o al menos, poco usuales) de los instrumentos en el blues.

En este sentido, los músicos exploran también con instrumentos que no suelen encontrarse en las dotaciones de las bandas blueseras, como la kalimba y la gaitilla que Marcos Miranda integra atinadamente, proporcionando con ello un marco tímbrico distinto que corrobora la expansión del contenido colorístico de la banda De pronto, texturas complejas y secuencias de líneas polimelódicas enriquecen un contexto sonoro construido por el bajo y las percusiones, recorriendo por una lenta elaboración que va generando una especie de continum, más por el carácter que propiamente por el establecimiento o repetición de los motivos.