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jueves, 19 de septiembre de 2019

Los Nena - Volumen II

Artista: Los Nena
Álbum: Volumen II
Año: 2005
Género: Rock experimental
País: México
Fuente de análisis: CD original (2005), independiente [-]

Lista de canciones:

 1. Agüita de pozo
 2. Vaya caderas
 3. Desdichado nena
 4. Papel de las culpas
 5. Segundo misterio
 6. Ojos de mujer
 7. Señor primas
 8. Hombre valiente
 9. Lamento #12
10. Lo que viví contigo
11. Una sentadita
12. Final de ora verás
13. La rola de la banda


Sobre el disco (por Alejandro González Castillo, del libro "100 discos esenciales del rock mexicano):

Dicen los que saben que se trataba de cuatro nenas difíciles de complacer, y que por eso decidieron denominarse así, no sin antes torcer sintáctivamente su apelativo. José Miguel González, Melchor Magaña, Daniel Goldaracena y Abel Membrillo fueron Los Nena algunas cuantas veces, muy pocas, sobre el escenario, porque su hogar verdadero fue el estudio de grabación. Aunque eso sí, cada vez que se toparon bajo los reflectores hicieron su mejor esfuerzo por reproducir los tracks que contiene el par de álbumes que dieron a conocer. Labor arrojada, tanto como raspar el sarro de la dentadura de un tigre de bengala.

Sin nombre alguno ocupando el lomo del empaque (apenas un par de curvilíneas siluetas), el volumen II de la discografía Nena no hace más que reafirmar lo que su predecesor (Volumen I, Nena Discos, 2001) advirtió puntualmente: para escucharlo se requiere de un estómago resistente. Aunque esta vez portar un casco antes de presionar play no estaría de más, porque hay caídas, de esas que producen descalabros, y también giros, violentos y malintencionados, que pueden terminar con vísceras regadas por el suelo. Vamos, que el vértigo y el vómito son lo de menos. Y tal como si de una autopsia se tratase, el primer tiraje de este álbum, enfundado de rojo, desnuda sorpresas conforme el bisturí se abre campo. Cada disco fue numerado a mano y está acompañado de una polaroid disparada por el propio combo, algo que hace cada ejemplar una copia única cuyo contenido -trece tracks unidos con una soldadura hecha feedbacks oxidantes y corrosivos- recuerdan el puerto de Veracruz y a la plaza Garibaldi, pero también a un congal ubicado en los alrededores de La Merces y a un agujero de Cd. Neza barnizado con thinner.

Grabada en el Cinema -nada menos que una sala de cine ubicada en El Pedregal, Distrito Federal, de cuyos suelos fueron arrancadas las butacas para instalar una consola, una computadora y una máquina de 16 pulgadas- la colección de temas que el cuarteto registró en largas jornadas interrumpidas por cascaritas futboleras y, claro, proyecciones de películas por la madrugada (una de ella fue The Texas Chainsaw Massacre), bien podría calificarse como un desprejuiciado collage sónico donde Membrillo y González untan el engrudo, mientras magaña y Goldaracena recortan y seleccionan los trozos de metal, aliento y cuero que forman el amasijo.

Alguna vez José Miguel procuró definir la personalidad sonora de Los Nena como "mariachi-thrash-metal con jarana veracruzana y la chingada"; una descripción de lo más afortunada, sobre todo en lo que respecta a "la chingada", porque cuando ésta hace acto de presencia el vacío comienza a devorar al escucha. Como prueba de ello se encuentra "Papel de las culpas"; ahí, Los Ángeles Azules, John Zorn y Juan Gabriel se unen con el Mariachi San Franciso para elogiar aquella "espiral de la madrugada que sólo hallo en tu mirada".

"Señor primas", donde el rock urbano más complaciente se burla de sí mismo, es un buen ejemplo de cuan lejos puede llegar el escenario sonoro para luego atender los desvaríos vocales de Abel Membrillo en "Segundo misterio", donde se aborda el caso de un sujeto que anda "hecho nudos. Voy hecho mil nudos. Voy a tratar de acelerar para poder ir hecho más nudos. ¿Y la tempestad, y estas olas? ¿De dónde sale toda esta fuerza que mueve las olas así? Me recuerda cierta lágrima mía". Por otro lado, en "Una sentadita" Membrillo enumera la carta de una fonda, pero lo hace entre sugestivos suspiros y gritos desgarrados que hacen pensar en el efecto que la manteca de cerdo produce en los intestinos. Por otro lado, "Hombre valiente" podría calificarse como un track más convencional del disco, aunque en su letra habita el espíritu primordial del combo: el arrojo. Una cualidad perceptible en "Final de ora verás", donde como un loop interminable, una pregunta primordialmente lleva al delirio: ¿pos qué hago aquí?

En otra esquina se sacude "La rola de la banda", un son jarocho empuercado por los groseros modos del grupo y cuyo fin se baila con la sabrosura de cumbia. Un jaranero anónimo advierte certeramente en ese tema: "sepa la chingada cómo", pero cada uno de los trozos, aparentemente irreconocibles, que integran esta obra terminan siendo amigos.

Sin la cursilería folclórica de Café Tacvba, a años luz de la vulgaridad de Molotov y lejano de las aspiraciones artísticas que empantanan a un buen número de proyectos que sobreviven bajo las coladeras, ahí está el testimonio sónico de Los Nena, cuatro tipos que decidieron juntarse una vez que Abel y Daniel planearon hacer un grupo de "punk ruidoso" bajo una fotografía de Tom Waits. Un combo que nació después de que José Miguel pasara largas horas "dosificándose", divagando lo suficiente como para llegar a "Puerto Marqués".

Dicen los que sabe que se trataba de cuatro nenas, aunque lo que se escucha en el Volumen II son los aullidos que emergen de los hocicos de cuatro bestias a las cuales, como ya antes se dijo, pocos se acercan, pues esto significaría cometer una suerte de acto suicida.

6 comentarios:

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