Nona Delichas - Nona Delichas

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Artista: Nona Delichas

Álbum: Nona Delichas

Año: 1997

Género: Dream pop, Wave etéreo

País: México

Fuente de análisis: CD original (1997), Nimboestatic [nim701CD]

Lista de canciones:

 1. El umbral
 2. Collar de estrellas
 3. Paraísos
 4. Selen
 5. Otoño muere
 6. Papalote
 7. Falsa faz
 8. Obebupoi
 9. El hueco en las horas
10. El ojo y la luz
11. Santa
12. Silencio
13. Paraísos (Bostich remix)
14. El umbral (Fussible remix)


Nona Delichas:
César García Valderrama - violín, electrónicos
Marco Pedroza - batería
Mauricio Ruíz - guitarra, voz
Sebastián Ballesteros - bajo
Claudía Morfín - voces
Guillermo Morfín - guitarra

Sobre el disco (del blog/magazine Oriani_K*):

Nona Delichas nace de las cenizas de lo que fuera "Quinta Reunión", dos de su integrantes, la vocalista Claudia Morfín y el guitarrista Edgar Amor lograron darle forma a su proyecto a partir de dos temas "El umbral" y "El hueco en las horas". Complacidos con su trabajo decidieron invitar a Mauricio Ruiz (bajo), Heriberto Choing (batería) y César Valderrama (violín). Las líricas y las melodías de la banda se forjaron bajo la influencia de la poesía de Vicente Huidobro, al existencialismo y la eterna búsqueda de respuestas; su música tiene impregnada el sabor y color de las bandas 4AD como This Mortal Coil o Cocteau Twins. La agrupación procedente de Tijuana, México, nos regala un pop de melodías delicadas y elegantes; profundamente evocador y nostálgico. Sencillamente hermoso.

- A continuación un texto de David Cortés sobre este disco debut del grupo (del libro "100 discos esenciales del rock mexicano"):

Los antecedentes de Nona Delichas se remontan al año 1993, cuando Quinta Reunión se desintegra y de sus cenizas emergen la vocalista Claudia Morfín y el guitarrista Edgar Amor, quienes junto a Mauricio Ruiz (bajo) y Heriberto Chong (batería) forman la primera encarnación de la banda. Luego de algunas presentaciones se une el violinista César García y el baterista abandona su puesto. La sombra de la incertidumbre se posa sobre el grupo cuando el guitarrista Edgar Amor decide claudicar; sin embargo, los músicos sobrevivientes ya habían creado en su derredor gran expectación, así, luego de una junta, los integrantes consideran que lo creado hasta el momento "era demasiado bello para hablar de un hubiera", por lo cual prosiguen en sus afanes musicales. Mauricio Ruiz pasa del bajo a la guitarra y, para llenar los huecos, se adhiere el bajista Sebastián Ballesteros y el baterista Marco Pedroza.

Con dicha formación, el grupo grabó una cinta con cuatro temas que sirvió como demo y experiencia preparatoria para iniciar la grabación de su disco debut, un álbum epónimo en donde los múltiples contratiempos de la banda finalmente se apaciguan y redundan en una fascinante placa en la cual ya aparece, como sexto integrante, el guitarrista Guillermo Morfín.

Los cuatro temas grabados previamente para su demo se integran a este disco, conformado por una decena de cortes llenos de sutilezas. El grupo practica un sonido fino, cuyo referente inmediato sería el trío inglés de Cocteau Twins, principalmente por el manejo de las texturas etéreas y por la cálida voz de Claudia Morfín; sin embargo esto no es más que una ligera similitud, porque aunque los tijuanenses no buscan originalidad absoluta, pues se embarcan por aguas que ya otros han navegado, su música crece a partir de su estilo personal.

Se trata de un grupo en donde cada uno de los integrantes tiene un peso específico. Si en un primer acercamiento deslumbra la educada garganta de su vocalista, una vez que se ha rebasado ese primer embrujo caemos en las entretelas sonoras del violín para después pasar a ese par de guitarras que entregan melodías cristalinas soportadas por un bajo cuya presencia, conforme se escucha el disco, crece en importancia, para llegar al fondo, al soporte aportado por la batería. Si es necesario destacar algunas cualidades de Nona Delichas, las marcas que los separan de otros grupos son el violín y la voz. El primero, delinea un tono continuo de lamento, una tristeza recóndita que sabe trastocarse de alegría, en impulso festivo; el otro, la celestial voz de Claudia Morfín, no sólo se contenta con encumbrarnos al cielo con su manejo vocal, pues su forma de cantar, de romper las palabras en sílabas, funciona como un instrumento más, como una percusión que corona perfectamente ese sonido surrealista, onírico, de la banda. Privilegiar este par de elementos nos lleva a perder el cuadro completo, porque en este disco todos sus creadores trabajan como una unidad bien compenetrada. Si bien la batería no luce enormidades dadas las características de su música, junto con el bajo crea una mullida alfombra sobre la cual se tienden las guitarras para pintar las melodías que, decoradas ligeramente por los efectos electrónicos, luego habrán de detallar la voz y el violín.

Nona Delichas es un ejemplo de la suma de las partes, es una agrupación que desconoció el sentido de la moda, los apremios de la fama y que en vez de ello optó por encontrar un sonido propio, íntimo, personal. Fue ave, hermosa, que cruzó el pantano sin temor a mancharse por las banalidades. Entrar en el universo propuesto por el sexteto es ingresar a un campo en donde la belleza absoluta es prácticamente posible.

*http://www.orianik.com/2009/07/nona-delichas-nona-delichas.html