Artista: Real de Catorce
Álbum: Voces interiores
Año: 1992
Género: Rock
País: México
Fuente de análisis: CD original (1992), Discos Pueblo [CDDP 1121]
Lista de canciones:
1. Toca un rock'n roll
2. Extraño en la multitud
3. Mala inversión
4. Sostente de pie
5. Madre blues
6. Pago mi renta con un poco de blues
7. Voces familiares
8. Niña virgen María
Real de Catorce son:
Fernando Ábrego - batería
José Cruz - voz, armónica, guitarra
José Iglesias - guitarra solista
Juan Cristobal Pérez Grobet- bajo eléctrico
Sobre el disco (por Jorge Heine):
Se ha dicho que la raíz del Blues es la tristeza, de cualquier forma lo más importante es que sea un arma caliente cargada de emociones, capaz de impactar al receptor en cada disparo musical, es allí cuando nos damos cuenta de la tremenda responsabilidad del Bluesman al construir los puentes de corazón a corazón, el arte de tejer mundos reveladores de voces interiores.
Es así como José Cruz Camargo, el Blues man mexicano por excelencia y su banda que por ese ya lejano 1992 estaba conformada por Fernando Abrego, batería y percusión; José Iglesias, guitarra solista; Juan Cristobal Pérez Grobet, bajo eléctrico que vino a sustituir a Severo Viñas, editan bajo el sello Discos Pueblo su cuarta producción “Voces interiores” cuya dirección musical estuvo a cargo de Carlos Cabral “Junior”. Disco con 8 tracks lanzado el 12 de diciembre de 1992 por ser el aniversario de su primer concierto como banda no por tintes religiosos como se puede pensar.
¿Por qué del titulo de esta gran producción? Nos ayudara leer el texto incluido en el interior del disco:
“Cada quien esconde una mentira. La mastica entre los dientes. Corre disimula y en un puño lleva sangre de otras almas. Ayer intenté evitar mi reflejo en el espejo, inútil evasión, como el escape furtivo de la amante a la que más se teme. Descubrí que las calles no se hicieron para huir. Nadie se dirije a un punto específico, inconscientemente se concreta el alejamiento de sí mismo. Nadie llega limpio a la era del encuentro y la compasión: ¿Seres divinos confundidos? Cada quién se habita de voces, voces interiores de un manantial vivo, temporal. Voces de la depresión, voces de la serenidad, voces de la reflexión. Voces de la felicidad resonantes en el templo del ser. Cada quien cosecha a su gusto sus frutos: amargos como la adrenalina… dulces como la miel de un higo.”
José Cruz Camargo.
Disco profundamente intimista, cálido pero también fulgurante, innovador, experimental demostrando que el blues de Real de Catorce es tremendamente elástico quizá por eso no fue muy comprendido en su época, porque como Charly García afirma: “la vangurdia es así”. Por eso no es extraño encontrar en algunos blogs una crítica dura contra este disco, que si bien tengo que admitir no es totalmente blusero ya que podemos encontrar rock and roll, ska, reggae, folk, balada rock y hasta rap como en la fallida “Voces familiares” (aunque aquí alguien puede diferir conmigo, respetable) pero cuyo valor radica en la tenacidad que germinará perfectamente en “El Virrey” del álbum “Voy a morir” un tema que combina hip-hop, rock progresivo y blues logrando lo que no alcanzó en “Voces familiares”.
Sin embargo, es también de este álbum de donde emerge un clásico entre los clásicos, que hará gritar eufórico al publico ante la interrogante de José Cruz: ¿y ustedes ya pagaron su renta?, si, “Pago mi renta con un poco de blues”, blues de tonos menores, poesía obscura de poeta maldito relatando el “modus vivendi” del blues man: ” Pago mi renta con monedas de mi alma abaratada, de mi alma recargada en los muros de un sueño, de mi alma de música hambrienta, perdida en el corazón de taciturnos bebedores de mi alma encarnada en un polvoso escenario. “Tema rutilante, semejante a una valquiria cabalgante en la armónica donde se estrella el virtuosismo con el corazón en cada latido,no puede uno más que dejarse llevar y entre suspiros beberse a tragos la melancolía vibrante en esos magníficos solos de guitarra y ese mágico crescendo que hará estallar el alma.
”Toca un rock and roll” tema con un intro breve pero sensacional porque encuadra muy bien con el sabor a expectativa, tanto de la canción como del disco entero; inmediatamente la explosión poética embarga el mapa entero del sentir, con esta pieza de rock and roll bien plantado se aborda la temática de que si bien nunca se acaba de aprender, ni se puede pretender haber aprendido todo acerca de este inmenso océano que es la vida, podría presumirse que sí existe la experiencia con su “Tengo la edad del polvo que cubre mi Fender, cuando los bluses brotaban de cada banqueta”. Vamos dándonos cuenta de cómo los años nos hacen mejores o peores, así que después de todo no todo (valga la redundancia) es caminar sin tomarle sabor a la vida por eso: “Vaya un rock & roll, para los amigos, que de aquí al futuro, yo no pido nada. Toca un rock & roll, en todos sentidos para mis oídos tengo mi guitarra, tengo mi guitarra y una amónica en Do”. Canción que invita a sentir el golpe de la sangre en las venas anunciando vida, evitando guardarse los sueños por que “se van al olvido” y como dijera acertadamente Fellini “Nuestros sueños son nuestra única vida real”, así que la vida significa muchas cosas hasta el simple pero gratificante momento de escuchar una buena canción como esta, con un gran solo del inolvidable Iglesias y esos coros con efecto de flashback a cargo de Adriana Martínez, Laura Elvira Serratos, Ofelia Guzmán y María Elena Durán.
“Extraño en la multitud” me recuerda profundamente a “People are strange” de otro poeta Jim Morrison y los Doors, no tanto musicalmente hablando pero sí por el tema que aborda: Nuestra actitud hacia los demás genera una reacción; Morrison cantará “La gente es extraña cuando tú eres extraño” y José Cruz “No es el mundo, no es la calle, no es la gente, eres tú” una frase fuerte grabada como con fuego en toda esta balada rock destacada por sus coros, guitarra acústica y un bajo lleno de lluvia; además nos hablará de nuestras decisiones y por ende nuestras consecuencias: ”Dejaste ir al amor tan difícil de encontrar”.
Inmediatamente llega un tema musicalmente bastante colorido y tenía que ser así por su ritmo de reggae y ska pero en contraste esta la temática: El reproche del padre a su hijo, una oveja negra cuyo pecado radica en seguir su camino en contra de lo que su padre quería para él.” Hijo: eres, una mala inversión, no seguiste jamás mis pasos; Hijo: eres, una mala inversión, no caminas la misma senda. Hijo: eres, una loca obsesión, que me explique el Señor tu caso.” Tema muy común en cuanto a elección de vida de los hijos, en la elección de profesión etcétera, y quizá eso cala más en un padre que se ve reflejado en su hijo, un reflejo de su juventud, pero solo eso un reflejo porque hasta allí llegó, quién sabe qué embate lo frenó. Y es que se ha dicho que aborrecemos o amamos lo que vemos reflejado de nosotros en los demás: “Hijo: mío, decidiste romper, el espejo de mis fracasos; Hermoso y rebelde así fui yo, pero...”, ¡caray ese “pero” cómo duele!, el ayer que ya no vuelve, la oportunidad en el fondo del abismo y como convierte a José Cruz en uno de los mejores letristas de toda Latinoamérica y su manera de abordar las consecuencias de “preferir odiar en lugar de amar” de comprender en lugar de ser intolerantes, de cerrarse a la comunicación, cosas que cuestan: “Diste media vuelta, desapareciste”.
“Sostente de pie” la canción del combate, la canción que se canta bajo la lluvia torrencial o en medio del polvo salvaje, gran canción de country y folk-rock que tiene aires de un góspel que flota en esos grandes coros, una canción escrita cuando aún la esclerosis no aparecía en la vida de nuestro poeta, pero que será el grito de batalla de José Cruz. Cómo no recordar esas guitarras metálicas de la guitarra balanceándose a través de las ondas sonoras al primer segundo de la canción, o ese solo de armónica y el violín country al final del tema.
“Madre blues” es potente, áspera, rápida con una sola consigna “¡Quiero una revolución!”. Canción tan actual como en ese 1992 cuando se firma el infame TLC en medio del reinado de la “Dictadura perfecta” que hoy ha vuelto al poder, ese viejo sistema político, ese viejo dinosaurio el PRI que tiene bien definido su sistema de represión: Aniquilamiento. ¿Cómo? Puede ser de forma abierta como en 1968 en Tlatelolco, en 1971 con ese jueves de Corpus entre otros, o puede ser de manera encubierta con la llamada “Guerra sucia” o de “Baja intensidad” aplicada después del 68, hoy desaparecen a 43 normalistas de Ayotzinapa y nada pasa ante la impunidad: “Los ricos no son encarcelados, hacen razias y apañones, los estudiantes son detenidos”. Pero si bien sabemos como decía después de 1968 como parte de la represión desaparecieron 481 muchachos y muchachas; es por eso que José Cruz logra un tema que estremece, una “caja” que guarda mucha indignación ante los cambios que no llegan “¡Oh Madre blues! Llévame a un hospital, me duele el corazón” en medio de todo esto ¿a quién no le duele el corazón? Pero aún más quién se atreve a luchar a pesar de saberse perdido ante el pie aplastante del estado:“¡Oh Madre blues! Prendió la fiebre ya, la guerra comenzó, soy un soldado más, perdí la piel, papá, rociaron con Napalm, escríbanle a mamá, díganle por favor a qué lugar me voy. ¡Van a romper mi cara amor! ¡Van a romper mi cara amor!” gran final que encierra todos los finales de las sublevaciones en nuestro México lindo y podrido; pero creo que el punto más fuerte está en el discurso ubicado en el corazón de la canción entre el galope de la batería que pareciera simular a un corazón agitado: “La gente demanda justicia, el sistema promete justicia, pero los jueces y los policías se venden al mejor postor. Los ricos no son encarcelados, hacen razias y apañones, los estudiantes son detenidos.” “Madre Blues” = Bofetada de la realidad.
Una muy buena elección para cerrar el álbum es “Niña virgen María” en donde los teclados gobiernan, de hecho muy apropiado como lo son los analógicos para “Malus track” del Meza, pero esa es otra historia de la que ya hemos hablado; pues bien decía apropiado porque sabemos que es una canción de despedida para una pequeña con VIH, al mirar el título uno pensaría que es un track con temática religiosa pero la sorpresa radica en que no es así, no puedo dejar de sentir ese hilo de tristeza recorriéndome al escuchar estas palabras: “Voy a mirarte en el tren de luz, en que te irás en pocos días, la tierra guardará silencio, y Dios te donará una golondrina”, en realidad la letra es gigantesca, poesía sangrante como las despedidas.
Como hemos visto “Voces interiores” guarda muy bien esas voces que cada día nos acompañan, es un disco de vanguardia, un paso en la madurez de una de las más grandes bandas de Latinoamérica y porque no del mundo entero ya que una buena banda nunca se estanca, escuchemos todos los discos de Real y nos guste o no siempre son distintos, eso da evidencia de crecimiento, es algo que debe admirarse, es algo que de alguna manera hizo grande a The Beatles ya que cada disco era distinto, lo mismo pasa con Real de Catorce que tuvo el valor de experimentar aún a costa de la incomprensión, un legado del rock que después de todo es hijo del blues para todos aquellos que saben que es un disco fundamental.
1. Toca un rock'n roll
2. Extraño en la multitud
3. Mala inversión
4. Sostente de pie
5. Madre blues
6. Pago mi renta con un poco de blues
7. Voces familiares
8. Niña virgen María
Real de Catorce son:
Fernando Ábrego - batería
José Cruz - voz, armónica, guitarra
José Iglesias - guitarra solista
Juan Cristobal Pérez Grobet- bajo eléctrico
Sobre el disco (por Jorge Heine):
Se ha dicho que la raíz del Blues es la tristeza, de cualquier forma lo más importante es que sea un arma caliente cargada de emociones, capaz de impactar al receptor en cada disparo musical, es allí cuando nos damos cuenta de la tremenda responsabilidad del Bluesman al construir los puentes de corazón a corazón, el arte de tejer mundos reveladores de voces interiores.
Es así como José Cruz Camargo, el Blues man mexicano por excelencia y su banda que por ese ya lejano 1992 estaba conformada por Fernando Abrego, batería y percusión; José Iglesias, guitarra solista; Juan Cristobal Pérez Grobet, bajo eléctrico que vino a sustituir a Severo Viñas, editan bajo el sello Discos Pueblo su cuarta producción “Voces interiores” cuya dirección musical estuvo a cargo de Carlos Cabral “Junior”. Disco con 8 tracks lanzado el 12 de diciembre de 1992 por ser el aniversario de su primer concierto como banda no por tintes religiosos como se puede pensar.
¿Por qué del titulo de esta gran producción? Nos ayudara leer el texto incluido en el interior del disco:
“Cada quien esconde una mentira. La mastica entre los dientes. Corre disimula y en un puño lleva sangre de otras almas. Ayer intenté evitar mi reflejo en el espejo, inútil evasión, como el escape furtivo de la amante a la que más se teme. Descubrí que las calles no se hicieron para huir. Nadie se dirije a un punto específico, inconscientemente se concreta el alejamiento de sí mismo. Nadie llega limpio a la era del encuentro y la compasión: ¿Seres divinos confundidos? Cada quién se habita de voces, voces interiores de un manantial vivo, temporal. Voces de la depresión, voces de la serenidad, voces de la reflexión. Voces de la felicidad resonantes en el templo del ser. Cada quien cosecha a su gusto sus frutos: amargos como la adrenalina… dulces como la miel de un higo.”
José Cruz Camargo.
Disco profundamente intimista, cálido pero también fulgurante, innovador, experimental demostrando que el blues de Real de Catorce es tremendamente elástico quizá por eso no fue muy comprendido en su época, porque como Charly García afirma: “la vangurdia es así”. Por eso no es extraño encontrar en algunos blogs una crítica dura contra este disco, que si bien tengo que admitir no es totalmente blusero ya que podemos encontrar rock and roll, ska, reggae, folk, balada rock y hasta rap como en la fallida “Voces familiares” (aunque aquí alguien puede diferir conmigo, respetable) pero cuyo valor radica en la tenacidad que germinará perfectamente en “El Virrey” del álbum “Voy a morir” un tema que combina hip-hop, rock progresivo y blues logrando lo que no alcanzó en “Voces familiares”.
Sin embargo, es también de este álbum de donde emerge un clásico entre los clásicos, que hará gritar eufórico al publico ante la interrogante de José Cruz: ¿y ustedes ya pagaron su renta?, si, “Pago mi renta con un poco de blues”, blues de tonos menores, poesía obscura de poeta maldito relatando el “modus vivendi” del blues man: ” Pago mi renta con monedas de mi alma abaratada, de mi alma recargada en los muros de un sueño, de mi alma de música hambrienta, perdida en el corazón de taciturnos bebedores de mi alma encarnada en un polvoso escenario. “Tema rutilante, semejante a una valquiria cabalgante en la armónica donde se estrella el virtuosismo con el corazón en cada latido,no puede uno más que dejarse llevar y entre suspiros beberse a tragos la melancolía vibrante en esos magníficos solos de guitarra y ese mágico crescendo que hará estallar el alma.
”Toca un rock and roll” tema con un intro breve pero sensacional porque encuadra muy bien con el sabor a expectativa, tanto de la canción como del disco entero; inmediatamente la explosión poética embarga el mapa entero del sentir, con esta pieza de rock and roll bien plantado se aborda la temática de que si bien nunca se acaba de aprender, ni se puede pretender haber aprendido todo acerca de este inmenso océano que es la vida, podría presumirse que sí existe la experiencia con su “Tengo la edad del polvo que cubre mi Fender, cuando los bluses brotaban de cada banqueta”. Vamos dándonos cuenta de cómo los años nos hacen mejores o peores, así que después de todo no todo (valga la redundancia) es caminar sin tomarle sabor a la vida por eso: “Vaya un rock & roll, para los amigos, que de aquí al futuro, yo no pido nada. Toca un rock & roll, en todos sentidos para mis oídos tengo mi guitarra, tengo mi guitarra y una amónica en Do”. Canción que invita a sentir el golpe de la sangre en las venas anunciando vida, evitando guardarse los sueños por que “se van al olvido” y como dijera acertadamente Fellini “Nuestros sueños son nuestra única vida real”, así que la vida significa muchas cosas hasta el simple pero gratificante momento de escuchar una buena canción como esta, con un gran solo del inolvidable Iglesias y esos coros con efecto de flashback a cargo de Adriana Martínez, Laura Elvira Serratos, Ofelia Guzmán y María Elena Durán.
“Extraño en la multitud” me recuerda profundamente a “People are strange” de otro poeta Jim Morrison y los Doors, no tanto musicalmente hablando pero sí por el tema que aborda: Nuestra actitud hacia los demás genera una reacción; Morrison cantará “La gente es extraña cuando tú eres extraño” y José Cruz “No es el mundo, no es la calle, no es la gente, eres tú” una frase fuerte grabada como con fuego en toda esta balada rock destacada por sus coros, guitarra acústica y un bajo lleno de lluvia; además nos hablará de nuestras decisiones y por ende nuestras consecuencias: ”Dejaste ir al amor tan difícil de encontrar”.
Inmediatamente llega un tema musicalmente bastante colorido y tenía que ser así por su ritmo de reggae y ska pero en contraste esta la temática: El reproche del padre a su hijo, una oveja negra cuyo pecado radica en seguir su camino en contra de lo que su padre quería para él.” Hijo: eres, una mala inversión, no seguiste jamás mis pasos; Hijo: eres, una mala inversión, no caminas la misma senda. Hijo: eres, una loca obsesión, que me explique el Señor tu caso.” Tema muy común en cuanto a elección de vida de los hijos, en la elección de profesión etcétera, y quizá eso cala más en un padre que se ve reflejado en su hijo, un reflejo de su juventud, pero solo eso un reflejo porque hasta allí llegó, quién sabe qué embate lo frenó. Y es que se ha dicho que aborrecemos o amamos lo que vemos reflejado de nosotros en los demás: “Hijo: mío, decidiste romper, el espejo de mis fracasos; Hermoso y rebelde así fui yo, pero...”, ¡caray ese “pero” cómo duele!, el ayer que ya no vuelve, la oportunidad en el fondo del abismo y como convierte a José Cruz en uno de los mejores letristas de toda Latinoamérica y su manera de abordar las consecuencias de “preferir odiar en lugar de amar” de comprender en lugar de ser intolerantes, de cerrarse a la comunicación, cosas que cuestan: “Diste media vuelta, desapareciste”.
“Sostente de pie” la canción del combate, la canción que se canta bajo la lluvia torrencial o en medio del polvo salvaje, gran canción de country y folk-rock que tiene aires de un góspel que flota en esos grandes coros, una canción escrita cuando aún la esclerosis no aparecía en la vida de nuestro poeta, pero que será el grito de batalla de José Cruz. Cómo no recordar esas guitarras metálicas de la guitarra balanceándose a través de las ondas sonoras al primer segundo de la canción, o ese solo de armónica y el violín country al final del tema.
“Madre blues” es potente, áspera, rápida con una sola consigna “¡Quiero una revolución!”. Canción tan actual como en ese 1992 cuando se firma el infame TLC en medio del reinado de la “Dictadura perfecta” que hoy ha vuelto al poder, ese viejo sistema político, ese viejo dinosaurio el PRI que tiene bien definido su sistema de represión: Aniquilamiento. ¿Cómo? Puede ser de forma abierta como en 1968 en Tlatelolco, en 1971 con ese jueves de Corpus entre otros, o puede ser de manera encubierta con la llamada “Guerra sucia” o de “Baja intensidad” aplicada después del 68, hoy desaparecen a 43 normalistas de Ayotzinapa y nada pasa ante la impunidad: “Los ricos no son encarcelados, hacen razias y apañones, los estudiantes son detenidos”. Pero si bien sabemos como decía después de 1968 como parte de la represión desaparecieron 481 muchachos y muchachas; es por eso que José Cruz logra un tema que estremece, una “caja” que guarda mucha indignación ante los cambios que no llegan “¡Oh Madre blues! Llévame a un hospital, me duele el corazón” en medio de todo esto ¿a quién no le duele el corazón? Pero aún más quién se atreve a luchar a pesar de saberse perdido ante el pie aplastante del estado:“¡Oh Madre blues! Prendió la fiebre ya, la guerra comenzó, soy un soldado más, perdí la piel, papá, rociaron con Napalm, escríbanle a mamá, díganle por favor a qué lugar me voy. ¡Van a romper mi cara amor! ¡Van a romper mi cara amor!” gran final que encierra todos los finales de las sublevaciones en nuestro México lindo y podrido; pero creo que el punto más fuerte está en el discurso ubicado en el corazón de la canción entre el galope de la batería que pareciera simular a un corazón agitado: “La gente demanda justicia, el sistema promete justicia, pero los jueces y los policías se venden al mejor postor. Los ricos no son encarcelados, hacen razias y apañones, los estudiantes son detenidos.” “Madre Blues” = Bofetada de la realidad.
Una muy buena elección para cerrar el álbum es “Niña virgen María” en donde los teclados gobiernan, de hecho muy apropiado como lo son los analógicos para “Malus track” del Meza, pero esa es otra historia de la que ya hemos hablado; pues bien decía apropiado porque sabemos que es una canción de despedida para una pequeña con VIH, al mirar el título uno pensaría que es un track con temática religiosa pero la sorpresa radica en que no es así, no puedo dejar de sentir ese hilo de tristeza recorriéndome al escuchar estas palabras: “Voy a mirarte en el tren de luz, en que te irás en pocos días, la tierra guardará silencio, y Dios te donará una golondrina”, en realidad la letra es gigantesca, poesía sangrante como las despedidas.
Como hemos visto “Voces interiores” guarda muy bien esas voces que cada día nos acompañan, es un disco de vanguardia, un paso en la madurez de una de las más grandes bandas de Latinoamérica y porque no del mundo entero ya que una buena banda nunca se estanca, escuchemos todos los discos de Real y nos guste o no siempre son distintos, eso da evidencia de crecimiento, es algo que debe admirarse, es algo que de alguna manera hizo grande a The Beatles ya que cada disco era distinto, lo mismo pasa con Real de Catorce que tuvo el valor de experimentar aún a costa de la incomprensión, un legado del rock que después de todo es hijo del blues para todos aquellos que saben que es un disco fundamental.
Gracias por el aporte.
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