Álbum: Soy piedra
Año: 2019
Género: Indie rock, Folk rock, Punk rock
País: México
Fuente de análisis: LP original (2019), Discos Cuchillo [0001]
Lista de canciones:
LADO A
1. Segundo acto de destreza juvenil
2. La noche total
3. Las distancias
4. No llores, cumbias
5. Marris
LADO B
6. Sácate a la carretera
7. T oh the oh
8. Epic Aris
9. Resist all
10. Oh shit! Oh fuck!
11. K. en el abismo
Músicos:
Israel Ramírez - voz
Julio Cárdenas - guitarra
Israel Pompa Alcalá - bajo
Cristóbal Martínez - batería
Elale Guerrera - coros
Enrique A. Álvarez Sánchez (Gober) - voces y violencia
Emmanuel García (Choby) - trompeta
Artistas invitades:
Paulina Lasa - piano
Camille Mandoki - voz
Mabe Fratti - cello
Enrique Martínez - percusiones
Producción: Hugo Quezada.
Letra: Israel Ramírez / Música: Belafonte Sensacional.
Sobre el disco (por Marcos Hassan del sitio Vice*):
"La piedra... por un lado es una cosa que no tiene sentimientos, expresa dureza como en 'Cucurrucucú' o 'Heart of stone'. Por otro lado es droga como en 'Piso de piedra' y 'Topilejo' de Teresa Cienfuegos. Es movimiento en 'Papa was a rolling stone'. En otros contextos puede ser un arma, como en 'Rainy day women' de Dylan, que también juega con el doble sentido de estar drogado o es un objeto mágico como en 'Grítenme piedras del campo'. Y hay más ejemplos y significados, no solo en las canciones sino en nuestra vida diaria. El 'picar piedra', por ejemplo, como un acto de esfuerzo y liberación. Hay piedra en la palabra rocanrol: roca. Rock. Yo quiero pensar que soy, somos, todo eso con toda su complejidad. Soy piedra porque soy todo eso y al mismo tiempo no. Buscaba una metáfora de cambio y transformación. Leí en Ciudad de cristal [de Paul Auster] que un personaje le dice a otro que el lenguaje siempre se está transformando, como las piedras, y me hizo clic. Incluso las piedras se pulverizan, nada permanece. Y yo soy piedra porque me gusta pensar que soy otro Israel todo el tiempo".
Israel Ramírez está contento de estar aquí porque pronto dejará de estarlo. Las enseñanzas que le da la vida le dicen que pronto cambiará y será otro. Especialmente en estos días que un suceso puede dictaminar los siguientes años para este héroe de la canción contemporánea.
Muchos conocen a Israel por Belafonte, el portanombres de Belafonte Sensacional, la banda que fundó y que despierta emociones desgarradoras en cada vez más personas. Si topas a un fan suyo de CDMX seguro saca su sonrisota reservada para aquello de lo que más se enorgullece y pronto la charla se volcará a canciones, letras e historias de toquines. Los shows de Belafonte son legendarios por tener una combinación de violencia y hermandad, catarsis y chasca, implosiones emotivas y chiflidos mentando madres. El grupo ––Ramírez en la voz y guitarra, Israel Pompa en el bajo, Ale Guerrero en armónica y percusiones, Cristóbal Martínez en la batería, Emmanuel García “Choby” en la trompeta y Enrique Álvarez “El Gober” en percusiones y coros–– contagia a los asistentes de adrenalina que se dispara a todas direcciones, con Israel como gran hechicero en una especie de trance que lo hace cantar desde lo más profundo o perrear, según se amerite. Todo es una fiesta de todos para todos.
Hoy viernes 15 de marzo del 2019 llega Soy piedra, cual torta bajo el brazo del cumpleañero Ramírez. Dentro de sus canciones se encuentra una necesidad de quebrar con la desesperación y la explosión de ruido de su trabajo anterior. También representa una última oportunidad para lograr una meta que va cambiando conforme se van presentando retos; primero para financiar las grabaciones de las canciones que tenían, luego para que la banda permaneciera junta. Todo el tiempo con la idea de que esto podría ser lo último que escuchemos de la banda Sensacional. “Desde que empecé Belafonte hay una bala en la sien [como en la letra de “Lo Hice Por El Punk”], en cualquier momento lo mato porque si no funciona, no funciona y no quiero estar de necio 20 años. ¿Qué necesidad?”.
Desde los loops de “Epic aris” hasta la melancólica clausura de “K en el abismo” al pgo descontrolado de “Resist All” al éxtasis existencial de “La noche total”, Soy piedra se perfila como el disco más redondo y balanceado de la banda, sin duda, y probablemente será un hito en México porque las canciones son así de buenas. Dentro de su contexto, no hemos escuchado algo tan abstracto y tan directo al mismo tiempo en este tipo de música.
“[Belafonte es] poesía, un puño al aire, un abrazo en el momento más oscuro de la madrugada,” dice el músico y artista gráfico Oscar Coyoli. “Una voz amiga, una persona a quien admiro. Un artista que hará historia”.
“La gente nos ubica como una banda de folk o de punk, que remite fácilmente a Rockdrigo González o a el Tri, pero creo que somos más que eso. Es tratar de quitar esas etiquetas, y más bien desarrollar todas nuestras ambiciones musicales y literarias”, dijo Ramírez a Noisey en 2018. Hoy agrega. “No quería que [Soy piedra] sonara a un disco de cantautor sino como una banda, enfocarnos más hacia el sonido”. Tomando en cuenta la evolución de bandas como Flaming Lips y Beastie Boys, se pusieron a seleccionar canciones, así como el desarrollo de un nuevo rol por parte del cantautor.
“Soy piedra tuvo una dirección específica, sin dejarla tanto a la imaginación”, dice Israel. También muchas de las canciones empezaron sin guitarra, quitando un paso en el proceso de composición de Belafonte, ya que él escribe en su cabeza durante largas caminatas, antes llegaba a casa a buscar los acordes de las canciones, ahora presentó a la banda muchas de ellas sin este elemento armónico. “Mi principal instrumento es mi voz y la materia la palabra”.
Para los arreglos, Israel Pompa cuenta una cita del compositor Ennio Morricone que los inspiró mucho. “Dice que cada que componía, si encontraba una solución sencilla o primera, le daba para el otro lado, porque eso ya no servía y era plancharse a sí mismo. Así que eso fue como un motto del Soy piedra”.
Soy piedra es muy diferente a los trabajos anteriores de Belafonte Sensacional y moverse a este sonido fue una decisión consciente. Ramírez expresa descontento con su discografía anterior: ”Si tuviera que hacer un greatest hits, tomaría una canción de Le petit riot, tal vez dos de Gazapo y dos de Destroy, y ya. Odio esos discos”. Y por eso se dijo a sí mismo: “Fíjate en esos ejemplos de música que ha trascendido, que no era reflejo de su época sino que lo puedes escuchar ahorita y sigue igual de fresco, te sigue gustando y no te da pena decirlo”. Pronto encontró inspiración en The Velvet Underground, bastiones de su creatividad desde hace mucho. También lo guiaron artistas como Can, Los Planetas, Leonard Cohen, Spacemen 3, Neutral Milk Hotel y varios artistas pertenecientes al house, disco y reggaeton.
Las canciones encontraron inspiraciones específicas. “Epic aris” remite al krautrock aunque en su letra refiere a autores de La Onda como Parménides García Saldaña y José Agustín. “Fue 'voy a hacer una rola de un acorde, mevalevergachinguenasumadretodos'”. “La noche total” es originalmente del 2013 o 2014 y se llamaba “Trinchera blues”. La imaginaba como una carta de un soldado pero mutó en lo que es hoy. “Las distancias” fue sobre un momento “caótico, emocional, amoroso” que vivieron él y algunos amigos en 2016. “Sácate a la carretera” nació después de fumar mota en la carretera. Por otro lado “Marris” era una canción “súper drogadicta” que tiraba a ser como una fusión entre Cypress Hill y Donovan, y en la voz quería sonar a Marc Bolan y Caetano Veloso. “Segundo acto de destreza juvenil” quería ser como Los Planetas pero con una narrativa tipo Godspeed You! Black Emperor “de bolsillo”.
“No llores, Cumbias” fue de las primeras canciones que soltaron en presentaciones en vivo que lograron capturar la imaginación del público que la escuchó. Nació cuando Ramírez, caminando por Santa Cruz Meyehualco, escuchó la frase en una vulcanizadora. Enrique Álvarez antes llevaba el sobrenombre de El Cumbias, en épocas que fue de la barra brava del Cruz Azul y vivió varios momentos violentos. “La importancia del Gober no es musical, es escénica y de espíritu, de alma e identidad,” dice Ramírez. “Es lo que aporta al grupo. El Gober es rocanrol” La canción la escribió para el Gober cuando estaba pasando por un momento sentimental difícil, e Israel plasmó el presente y el pasado de Álvarez en ese track. “Es lo más violentamente hermoso,” dice el Gober. “El día que me la enseñó lloré mucho y el proceso de creación para mi fue como reconstruir historias.
Para amarrar mejor el disco como una pieza de larga duración, Ramírez ideó un guión con una historia independiente a las letras de las canciones, que comienza con el intento de suicidio fallido de un personaje a su exploración con drogas a un acto terrorista que lo lleva al Reclusorio Oriente. Al final se desintegra en el aire al momento de escapar de la cárcel. La historia fue inspirada por Cosas Que Hacen Bum de Kiko Amat y Stone Junction de Jim Dodge.
“Estaba buscando un sonido y un productor de verdad, alguien que me diera luz”. Dice Israel Ramírez sobre el proceso de buscar con quien grabar. Estando clavado con la época del rock mexicano a finales de los ‘90s y principios de los ‘00s, pensó en grabar con el guitarrista de Fobia, Paco Huidobro o con el ex-Fancy Free y actual miembro de Exploded View Martin Thulin, hasta que un amigo le sugirió grabar con Hugo Quezada, quien lideró Robota y ahora también pertenece a Exploded View, además de grabar a bandas como El Shirota, Sei Still y Viv and The Sect. “Fue bonito porque somos de orígenes parecidos, soy de Iztapalapa, él es de la Vallejo,” dice Ramírez. “Tenemos la parte de barrio, la parte chilanga, la parte violenta, el sonido. Fue anillo al dedo”.
Israel tenía la idea de tener invitados en el disco por lo que se apoyó en varias mujeres para hacerlo. La artista experimental Camille Mandoki contribuyó voces a varias canciones ––“no había escuchado las canciones, se las pone Hugo una vez, a la segunda ya está grabando y se quedó esa primera toma. Una sensibilidad impresionante. Fue muy cabrón”, cuenta Ramírez––. La chelista Mabe Fratti colaboró en “La noche total” y “No llores, Cumbias” ––para la primera, cuenta que Ramírez le envió una nota que decía “imagina a un hombre que camina en una noche oscura y negra, la sección rítmica es sus pasos, la guitarra son estrellas que conforme avanza la canción se van desparramando y tu chelo es neblina que envuelve y ciega para después abrir camino". Y Paulina Lasa ––con quien Belafonte ya había colaborado para la canción “Verte regresar”–– tocó piano en “La noche total”.
“Estoy más contento porque [Soy piedra] se acerca demasiado [a lo que quiero]”, dice Ramírez. “No te voy a decir que es esto pero se acerca a lo que tengo en mi cabeza, porque significa que no es eso, sigue siendo un trabajo colectivo y eso me llena mucho más”.
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