Rodrigo González - Hurbanistorias

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Artista: Rodrigo González
Álbum: Hurbanistorias
Año: 1984
Género: Folk Rock (Rupestre)
País: México
Fuente de análisis: LP reedición (1986), Pentagrama [LPP-042] + CD reedición (año desconocido), Ediciones Pentagrama [PCD-042]

Lista de canciones:

LADO A

 1. El campeón
 2. Perro en el periférico
 3. Balada del asalariado
 4. Distante instante
 5. Oh, yo no sé
 6. Rock en vivo

LADO B

 7. Ratas
 8. Estación del metro Balderas
 9. Vieja ciudad de hierro
10. Canicas
11. No tengo tiempo (de cambiar mi vida)
12. Rock del Ete


Voces, todos los instrumentos, diseño y composiciones: Rodrigo González G.


Sobre el disco:

Toda una leyenda se ha forjado al rededor del personaje de Rodrigo González, mejor conocido como Rockdrigo. Y es que pese a su prematura muerte, su obra ha perdurado gracias al impacto que el artista tuvo en toda una generación, siendo principal promotor de uno de los movimientos de contracultura musicales más importantes de nuestro país, el movimiento Rupestre. Este su único álbum oficial, fue grabado de manera independiente en cintas de caset y distribuido por el mismo Rockdrigo en sus presentaciones en vivo, alrededor de 1984.

Con pinceladas surrealistas en su letra, de imágenes oníricas, "El campeón" nos da un esbozo de un púgil, aunque entre esa poca claridad de la letra, bien pudiera tratarse de un personaje cotidiano cualquiera, atolondrado por los golpes de la vida. Guitarra acústica y armónica son las únicas aliadas de Rockdrigo a lo largo de todas sus composiciones, y este tema se desarrolla entre rasgueos simples de guitarra y tonadas de armónica. En el "Perro en el periférico" logra de manera genial con su guitarra crear todo un ambiente sombrío y enigmático con sus rápidos arpegios, para relatarnos las emociones de confusión e impotencia de un personaje en mera desesperación ante la incertidumbre de su futuro, como si de pronto fuera consciente de las presiones de su entorno y se siente sin las herramientas para afrontarlo.

"Balada del asalariado" es más tranparente en temática, la cual detalla las ilusiones de un asalariado, y cómo son quebrantadas por la realidad de su situación económica. Hacia el final la letra tiene un giro cómico, con aquellos pequeños momentos que hacen más tolerable esta dura vida. Para el desahogo de aquellos agobiados por la soledad llega la que quizás sea su canción más emotiva "Distante instante". En ambiente de plena intimidad, esta balada suave a guitarra y voz sin mayores arreglos, desnuda el alma del poeta rupestre que busca un poco de resignación en el olvido, construyendo hermosas metáforas que muestran su vulnerabilidad.

Con "Oh, yo no sé" regresa el lado cómico de Rockdrigo que aunque en ciertas canciones no se logra tan bien, o contrasta demasiado con el resto de sus rolas más fuertes, en este tema se logra de manera más aceptable, jugando con las situaciones de una relación de noviazgo en el que se tiene esa urgencia por la intimidad con la pareja. Una de sus canciones más ambiciosas y más bien logradas es "Rock en vivo", que en su lírica bastante poética reflexiona acerca de la fugacidad del amor en este ambiente urbano. Aquí también destaca el arreglo de guitarras que crea el propio Rockdrigo y que dan una atmósfera melancólica; ágiles arpegios y requintos que muestran su gran habilidad en la guitarra acústica.

Dentro de su temática urbana se encuentran las siguientes tres canciones: "Ratas" que nos habla de los ladrones y asaltantes que abundan en la ciudad; "Estación del metro balderas", quizás su canción más icónica y reconocida, sino en su versión, posiblemente sí en la alterada por El Tri de Alex Lora. Esta canción nos habla de un individuo que al parecer a perdido la cordura luego de extraviar a su novia entre el mar de gente que se aglomera en el transporte subterráneo y decide tomar por asalto el metro para escapar de su penas. Y finalmente "Vieja ciudad de hierro" que es una oda a la ciudad misma, a su arquitectura, a su gente y a todo aquello que le da su esencia.

"Canicas" es definitivamente "el negrito en el arroz" del disco, cargada otra vez a su lado humorístico pero con un resultado muy mal logrado, aunque se dice que el propio Rodrigo la consideraba como esotérica. Llega otro de los himnos del Profeta del nopal, "No tengo tiempo (de cambiar mi vida)", que toca uno de los problemas principales en estas sociedades modernas, que es la falta de tiempo. Entre sus metáforas, nuevamente de gran nivel poético, nos describe sus emociones a la vez que nos deja entrever una ligera luz de esperanza en medio de esta sociedad automatizada. "Rock del Ete" cierra el disco, lamentablemente también siento que palidece en demasía con el nivel expuesto en otras de sus rolas. Aquí su lúdica letra no es más que una práctica de albur (la influencia de Chava Flores más que evidente), en referencia al famoso personaje de la película de Steven Spielberg, "E. T., el extraterrestre".

Pese a cierta irregularidad entre algunas de sus canciones, el álbum no pierde su estatus de clásico de clásicos del rock mexicano. Lo momentos buenos del disco son demasiado buenos que en cierta medida compensan aquellos en los que decae. Lo que sigue es la historia que ya todos saben, Rockdrigo muere a causa del terremoto del '85 en la Ciudad de México; sin embargo su música ha perdurado durante generaciones. Y es que a todos en algún momento nos invade esa idea de pensar ¿qué sería ahora de Rockdrigo si no hubiera muerto?, y ¿acaso su música tendría el reconocimiento moderado que tiene ahora? Algo por de más curioso en nuestro país y que resume muy bien la frase del escritor y crítico musical mexicano Juan Vicente Melo: "En México, a los artistas, si vivos, hay que asesinarlos; si muertos, rendirles fúnebres homenajes. Esta recordación no obedece a que los hayamos olvidado sino a que los desconocemos".

- Arte adicional:

Portada CD reedición, Ediciones Pentagrama.