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jueves, 15 de noviembre de 2018

Real de Catorce - Contraley

Artista: Real de Catorce
Álbum: Contraley
Año: 1994
Género: Rock, Blues rock
País: México
Fuente de análisis: CD original (1994), Producciones de Pelos / Discos Musart [DPECD-1208] + CD reedición (año desconocido), Disco Pueblo [CDDP 1178]

Lista de canciones:

 1. El taxi de los sueños
 2. Blues del atajo
 3. Dorina y Abel
 4. Jeny
 5. Llame por favor
 6. Tu alma no pesa
 7. Contraley
 8. El quinqué
 9. Devoto amor
10. El honor y la furia
11. Beso de ginebra
12. Esta noche

Bonus tracks de la reedición en CD de Discos Pueblo:

13. Tu alma no pesa (demo)
14. Jeny (demo)


Real de Catorce:
José Cruz - voz, armónica, slide, guitarras eléctricas y acústicas
José Iglesias - guitarras solistas eléctricas y acústicas
Juan Cristóbal Pérez Grobet - bajo
Fernando Ábrego - batería


Sobre el disco (por Jorge Heine):

La noche cae en espiral, de sus entrañas escapa un blues, lleno de amor flagrante, tristeza y traición, va al encuentro del poeta que se baña con el rayo del sol en la caliente arena desértica, por cuyas venas corre hikuri, un tal José Cruz Camargo Zurita que apostado en un frío callejón junto a esa banda que con el correr de los años se hará mítica: El talentoso José Iglesias en la primera guitarra, Juan Cristóbal Pérez Grobet en el bajo y Fernando Ábrego en la batería, esperan el expreso que los llevará a un viaje cálido y colorido, a un destino donde los amantes bailan al compás de la "Rapsodia en azul" de Gershwin, viviendo su amor, pese a todo y a todos sus errores, van en la búsqueda de su ayer perdido, van a contraley.

Contraley es el quinto álbum de Real de Catorce, con el sello Musart, después Discos Pueblo realizaría una reedición, sus doce temas se debaten entre el blues y un elegante jazz; los tiempos oscuros se habían ido con los amigos muertos y las voces interiores de la música traían una madurez plena a la banda que le da a esta producción una riqueza musical extensa e innovadora, es por eso que encontramos en la geografía sonora de “El taxi de los sueños”, ”El quinqué” y “Tu alma no pesa” arreglos de metales a cargo de, valga la redundancia, los Metales del D.F.; el ebow de Ferry Rosado y el saxofón de “el Che” Cristians se dejan sentir en la canción que da nombre al disco. El violín, sí, ese espectacular violín que hace el amor con la armónica de “Esta noche” y que abraza, besa y seduce la línea de “Devoto amor” encuentra su ejecución en manos de Cox Gaytán. Las vibrantes percusiones que le dan una fuerte vitalidad a “Jenny”, ”Contraley”, ”Tu alma no pesa” y “Devoto amor” salen del talentoso Carlos Walraven, quien además produce el disco junto a Dennis Parker que no se queda atrás, ya que ejecuta la guitarra acústica y el bajo en “Llame por favor”.

Sin embargo, “Devoto amor” es quien le da un perfil vanguardista a esta producción; la inclusión de la raga hindú contribuye bastante a dotarla de esa atmósfera cautivadora y que nos trae aires del “Revolver” de The Beatles en especial de “Tomorrow never knows” o “Blue jay way” del “Magical mystery tour”; no menos valiosos son los coros de Beatriz Salinas e Isaac Alvarado ya que con mucho la voz es uno de los instrumentos musicales más prodigiosos.

Hablar de la letra de cada tema es punto y aparte; no de balde se ha dicho que Camargo debería figurar junto a Octavio Paz, aunque algunos tengan objeciones o tilden de exagerada dicha propuesta. Es verdad que en sus producciones anteriores como en las posteriores echa mano de una poesía más profunda por ejemplo “Polvo en los ojos”, ”Pago mi renta con un poco de blues” o “El boxeador”, aquí José Cruz toma la ruta de la crónica sin dejar por eso de darnos una poesía cálida, íntima, bella como la que encontramos en “Contraley” centrada en el anhelo o aquella que raya en la desesperación y que nos hace ver al amor sentado sobre la acera, bebiendo té de arena y fumándose un lucky strike (Luckies) sobreviviente de una detonación pero listo para otro round ya que cuenta con una única arma: la devoción a sobrevivir a un final. ¿Podríamos destinárselo? También encontramos la poesía erótica en “Beso de ginebra” esos besos que embriagan que arrojan al limbo azul de la ilusión y que al despertar nos hacen preguntar ¿eras tú o era el sol o esa gota que mojó tu piel? Besos que a veces saben mejor fríos y aun así nos hacen arder.

Pero es a través de “Dorina y Abel” cuando vemos al verdadero poeta maldito heredero de Baudelaire, Verlaine, Rimbaund, esa "¿te preparo té o te sirvo alcohol?, ¿vienes a charlar o nos vamos a rajar el corazón?", tiene todo el cinismo desgarrador del ya mencionado Baudelaire; esa confesión sin tapujos, impregnada de goce y pena, sin duda un tema espinoso apenas suavizado por los coros de P. Valdés y ese hermoso solo de Iglesias.

En las líneas anteriores describía al bluesman mexicano como un cronista, eso es parte indudable del blues, el “hobo” que espera su próximo tren para ir a cantar como a los 15 años dejó su hogar para recorrer esa tierra abonada de dolor y placer, donde encontró ese amor con la mujer que vendía la ocasión y satisfacía su hambre de amor. Sí, el poeta con su “Blues del atajo” con todo y slide que recuerda esas calles empapadas de un noviembre lluvioso listo para narrarnos cómo cuando el silencio desciende junto con la noche, una sencilla cama se vuelve “El taxi de los sueños” cuyo paradero es un mundo onírico, donde no importa la gravedad. Ni la jodida realidad puede hacer mella, después de todo como diría Freud “todos los hombres son héroes, en sus sueños” y sin embargo si a media noche nos despertáramos por una pesadilla atormentadora que nos produce hastió de aquel amor que se hizo polvo y que vetó el futuro, sólo se necesita valor para llamar a aquella estación de media noche y llorar a través del teléfono e inundar la ciudad, así que “Llame por favor” y desahóguese, nadie se reirá.

Sin duda este álbum tiene muchos clásicos entre ellos “El quinqué”, un tema que Nina Galindo en su disco “Antropofagia amorosa” también interpreta solo que con una musicalización muy distinta. Aquí Iglesias hace gala de su maestría en la guitarra, no se puede más que disfrutar y cantar “vivo a media luna desde que empecé a querer, ardo cada noche como flama de quinqué”. Y si hablamos de maestría “Esta noche” refleja todo el dominio que José Cruz tiene sobre la armónica y la composición clásica del blues. Sí, la línea rudimentaria y pura de esa música triste surgida del Delta que nos trae olor a viejos sueños.

En conclusión “Contraley” es un álbum que nos lleva por caminos del sur y nos interna en el azul para envolvernos en él ya que como escribió el buen Víctor Hugo “el arte es azul”, ese arte que nos hace descubrir que la tierra no es redonda si el artista así lo desea, porque puede pintarnos la tierra como un lugar plano, pero ante todo esta producción nos da un pretexto más para no dejar envejecer el alma y blusear una y otra vez más.


- Arte adicional:
Portada reedición Discos Pueblo.

3 comentarios:

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